El femicida del mes: "El hijo de Sam" (Parte II)

(Para ver la parte I sáltese a la columna subsiguiente o apriete aquí)

"Estoy profundamente herido porque digan que odio a las mujeres. No las odio, pero soy un monstruo. Soy el hijo de Sam. Soy un pequeño mocoso. Cuando papá Sam se emborracha se pone malo. Golpea a su familia. A veces me amarra a la parte trasera de la casa. Otras me encierra en el garage. Sam ama beber sangre. "Sal y mata", ordena el papá Sam. Detrás de nuestra casa algunas descansan. En su mayoría jóvenes -violadas y masacradas- desangradas- sólo huesos ahora. Papá Sam me mantiene encerrado en el ático también. No puedo salir, pero puedo ver por la ventana del ático como pasa el mundo. Me siento como un forastero. Estoy en una longitud de onda distinta a los demás -programado para matar. Sin embargo, para detenerme deben matarme. Atención a toda la policía: Disparen primero -disparen a matar, o salgan de mi camino sino morirán! [...] No quiero matar más. No 'eñor, pero debo, "honrar al padre". Quiero hacerle el amor al mundo. Amo a la gente. No pertenezco a la tierra. Devuélvanme con los campesinos. A la gente de Queens, los amo. Y les deseo a todos una feliz pascua de resurrección.[...]"

Más de un mes después de que esta carta fuera encontrada cerca del asesinato de Esau y Suriani, el 26 de mayo de 1977, los psiquiatras consultados por la policía estaban en posición de elaborar un perfil: neurótico, probablemente sufriendo una esquizofrenia paranoide, y creyéndose como víctima de una posesión demoníaca. Una persona tremendamente solitaria y -como no- con muchas trancas para relacionarse con las mujeres. Como el amigo numerario que de vez en cuando comenta por acá.

¿Por qué Sam? en 1975 Berkowitz vivió en la casa del señor Sam Carr. Sam tenía un labrador negro y al igual que el perro pastor alemán de la casa donde vivía anteriormente, Berkowitz estaba seguro que habitaban demonios en ellos. Además, estaba seguro que Carr era un poderoso demonio que le ordenaba asesinar.

El 26 de junio de 1977, Sal Lupo (20) y Judy Placido (17) estaban sentados en su auto a las 3 de la mañana después de haber bailado en la discotheque. Estaban justamente comentando el miedo que les daba el "hijo de sam", cuando tres disparos se hicieron hacia dentro del auto. Ambos quedaron heridos, pero vivieron para contar la macabra coincidencia.

Cerca de cumplirse un año del primer ataque, el 31 de julio, Stacy Moskowitz y Robert Violente (vaya coincidencia el apellido) ambos de 20 años, estaban en el auto de Violente. La policía calcula que eran las 2:30 de la mañana. Estaban besándose cuando un hombre se les acercó a un metro del lado del pasajero. Descargó su pistola hiriendo a ambos en la cabeza. Moskowitz murió después de unas horas, Violente sobrevivió, pero perdió un ojo y casi la totalidad de la visión del otro.

Pese a que Sam Carr y Craigh Glassman (antiguo vecino) se quejaron a la policía de cartas relativas a sectas y demonios, y la muerte del perro del primero (porque el can también estaba poseído por un demonio que lo obligaba a matar), esto no motivó la captura de Berkowitz.
Lo que sí lo hizo fue la denuncia de Cecilia Davis, que vivía cerca del último ataque de Berkowitz, y que le pareció extraña la manera en como deambulaba en torno a su auto mal estacionado: por hacerlo muy cerca de un grifo, le habían sacado un parte. Como la policía estaba investigando las infracciones de autos cercanos a la escena del crimen, el testimonio de Davis fue una pista más.

La policía lo esperó fuera de su casa un 10 de agosto. Lo tomó preso antes de subirse al auto. Llevaba dentro de una bolsa de papel la pistola calibre .44 con la que habían sido atacadas todas las víctimas.

"Me atraparon. ¿Por qué se demoraron tanto?" Les preguntó, casi aliviado por su captura.

Berkowitz se declaró culpable de los ataques, y con eso salvó de la pena de muerte a cambio de cadena perpetua. 6 cadenas perpetuas.

Berkowitz siempre alegó que el era miembro de un culto, y que habían otros como él. De hecho después de sentenciado, admitió sólo 4 de los ataques.
Dentro de la policía hay quienes también lo pensaban así, dadas algunas descripciones de testigos que no coincidían con sus características.
La investigación del periodista Maury Terry que defendía esta idea, impresionó tanto al fiscal de distrito John Santucci, que accedió -en 1987- a reabrir el caso.

Hasta hoy, nadie más ha sido procesado.

Berkowitz es hoy un católico converso y arrepentido que cumple su condena -rechazando el mismo las posibilidades de libertad condicional- en el "Sullivan Correctional Facility", en Fallasburg, Nueva York.
Actualmente escribe sus memorias, cuyas ganancias irán para el fondo de víctimas, así como parte de las ganancias del libro que su anterior abogado escribió, sin su permiso y usando cartas de Berkowitz sin pedírselas. Claro, el abogado accedió a donar sus ganancias luego de que el "hijo de Sam" lo demandara.

7 heridos, 6 asesinatos.

Esquizofrenia paranoide.

Por Favor, reAcciones

P.S.: los más perspicaces habrán notado que bajo las etiquetas de esta columna y la parte I, aparece el rótulo "ciclo de cine femicida". Como bien lo adelantó Jaime en los comentarios de la parte I, hay una película de Spike Lee llamada "Summer of Sam", traducida como "S.O.S Verano infernal". La película, desde la perspectiva de la paranoia colectiva y la intolerancia (es Spike Lee), toca este tema desde una óptica inteligentemente tangencial. Muy recomendable.