jueves, agosto 21, 2008

El gesto de la semana: "Contaminar es más barato, pero es feo admitirlo"


Hace un tiempo que me di cuenta que las bolsitas de té Supremo ya no venían en el clásico sobre de papel.
Ahora un envoltorio de ese material que es entre plástico y aluminio las envuelve.
En esas conversaciones triviales que acompañaban el té, hacíamos ver el absurdo de reemplazar el papel por una fuente que demora tantas vidas en degradarse.

No volví a ver estos sobrecitos donde habitualmente tomo té, y casi me había olvidado del asunto, archivándolo en esa frágil -y a estas alturas difícil de sorprender- memoria de los absurdos anti ecológicos.
Pero la publicidad -propaganda más bien- se encargó de recordar el enmascaramiento.
Con jingles pegotes se jactan de que ahora el té está protegido por un "sobre hermético para conservar todo su aroma y sabor".

¿Cuándo fue eso realmente un problema a la hora de tomar té?

Es decir, tampoco estamos hablando de un producto para degustadores exigentes. Es solamente el clásico té para salvar el desayuno, once, acompañar comidas, y pasar los fríos entre clases o cigarros de oficina.
Es la alternativa al "nescafé" que no nos cae mal a la guata, o que amortigua una sobredosis de cafeína.

La verdad de las cosas, es que hace rato que envolver con plástico es más barato que hacerlo con papel u otro material biodegradable.
Y de la misma manera en que generar energía con petcoke, carbón o petróleo es más barato que hacerlo con paneles solares o turbinas eólicas, lo barato sacrifica lo sustentable y destruye el medio ambiente.
El problema sigue siendo el mismo: una ilusión en la que la basura y la contaminación serán graves en muchos años más, y que por mientras vale la pena reducir los costos, ampliar los márgenes, y dejarles una abultada herencia a hijos y nietos que vivirán en un mundo de mierda.
Lo terrible es que el problema es ayer. No mañana, ni siquiera hoy.

Ahora, lo más curioso de todo -que en realidad no es nada de curioso- es que el holding que controla té Supremo, también se dedica a hacer envoltorios y bolsas plásticas, para cuyo proceso reciclan plástico.

Sabemos lo que pasa con el plástico. Sabemos que se tarda cientos de años en degradarse.
Sabemos que gran parte de él va a parar al mar, donde delfines y aves los confunden con medusas o peces y se asfixian.

Pero es negocio usarlo.
Es más barato contaminar.

Sé que es un casi nulo aporte, pero rechazo que me den bolsas cuando no las necesito, y cada vez que puedo llevo las mías para comprar en el supermercado.

Y claro, ya no tomo té Supremo.

Por Favor, reAcciones

4 comentarios:

José Nova dijo...

El problema con los gobiernos actuales es que no se dan cuenta de que, si bien las inversiones en energías más sustentables "podrían" ser más caras que el petróleo y demases, la inversión fuerte es sólo inicial, y se justifica con el ahorro producido en el tiempo.

Creo que tendré que cambiar el té :P

Keko dijo...

todo se trata de externalizar costos compadre

la mofeta dijo...

Aparte de la basura, se olvidan que la bolsita de papel del té fue el primer "post-it" descubierto por niños castigados, oficinistas y otro tipos de gente aburrida. Así como sustentar cadenas de ayuda en pos de una silla de ruedas o un viaje de estudios.

Nada que hacer. Sólo hacerle hoyos a una caja de cada marca hasta encontrar las que tienen papel.
Hay una amarilla ceylán que aún las tiene. Y conserva todo su "aroma y sabor"...

Anónimo dijo...

Por eso y más es mejor tomar te en hojas!