Es probable que muchos de ustedes sepan de qué se trata "Super size me": básicamente es un documental gringo -muy de la onda de los documentales gringos, o sea, a prueba de tontos- donde Morgan Spurlock un tipo sano, deportista, y prácticamente vegetariano recoge la noticia de la demanda que una pareja de gringas hace a Mc Donald's responsabilizándolos por estar obesas.
Spurlock decide no caminar más de lo que lo hace un gringo promedio diariamente y alimentarse exclusivamente de Mc Donald's durante un mes. Las reglas son que pruebe todo el menú y que cada vez que le ofrezcan agrandar su combo ("super size"), el acepte.
¿Resultado?
Subió 12 kilos, quedó con daño hepático (hígado graso), duplicó sus posibilidades de enfermedades cardiovasculares, duplicó sus posibilidades de fallas cardíacas, subió su colesterol a 230 (peligroso), tuvo grandes jaquecas, perdió masa muscular.
Pero lo más impresionante -para mi gusto- estuvo del lado "psicológico": sufrió cambios de ánimo (tenía una especie de euforia cuando comía Mc Donald's y sentía un "vacío" o síntomas de privación cuando no lo hacía), cayó en depresiones, se sentía exhausto, y sentía un "impulso" consumista hacia la comida chatarra.
Francamente es lo más chocante del "experimento": cómo Mc Donald's (o la comida chatarra que sea) se mete en tu ánimo y cabeza.
La película abre muchas vetas para reflexionar, por ejemplo, la necesidad misma de la comida chatarra, su simbolismo, sus consecuencias en la salud, su responsabilidad en la epidemia de obesidad, o la poca transparencia para que el consumidor sepa qué se está echando al cuerpo en términos de calorías y daños varios.
O por otro lado, pensar en que el mundo tiene la misma cantidad de obesos que de desnutridos. O sea, que mientras a algunos les sobra la comida a otros tantos les falta.
Cifra de obesos que escala a la mitad de la población en EEUU, y hacia la cual nuestro país se acerca.
Por otro lado, como casi todo documental gringo, muestra algunas de las consecuencias de la "investigación": se expone el aporte nutricional de las comidas en los locales (¿y en Chile?), se elimina el "super size", se incorporan comidas "sanas" en el menú, etc.
Ahora, más allá de eso, hay un tema megalómano en los gringos que se aprecia no solamente en su comportamiento imperial, sino que está incorporado en su lenguaje (y marketing) habitual.
Usar "combo", o "Super size", "Jumbo", "Mega" para comidas.
El mismo concepto y desarrollo del "Superhéroe" es de por sí elocuente.
Hablar del "SUPERbowl" para el evento deportivo más importante para ellos, poner nombres rimbombantes para sus invasiones: "Libertad duradera" o "Tormenta del desierto"; nombrar su programa de escudo antimisiles como "Star Wars"...o llevar esta chabacanería hasta las elecciones como "Super tuesday" (Super Martes -el próximo 5 de Febrero- una clara exposición de en qué consiste lo pueden leer aquí).
Personalmente, tanto nombre hiperventilado me produce el mismo desagrado que un tipo con problemas de impotencia o complejo de tamaño genital que se compra un 4x4 bien grande, con ruedas gigantes, motor bien gastador y ruidoso, para usarlo -y no tener donde estacionarlo- en la ciudad.
Da la sensación de que los gringos fueran un pueblo de adolescentes inseguros, gritones, hiperactivos, cuyos padres los malcriaron y convencieron que son los mejores del mundo.
Una tropa de Cowboys, se podría decir, tratando de competir por quién llega más lejos con el pipí, o tratando de achuntarle a latas de cerveza con un rifle.
Y si nadie les para el carro....
O en caso de atreverse, hacen sus cosas igual (ONU e invasión a Irak)...
Y si se los quiere juzgar, amenazan...
Finalmente, tanto "Super", "Mega", "Jumbo", se les termina metiendo en la cabeza y en el ánimo.
¿Resultado?
Niños con bombas, monos con navaja, cowboys ebrios con rifles, impotentes en Hummers...
¡Super!
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