Hermanos (en especial Ignacio Serrano que ya debe echar de menos estas columnas), ¡¡¡ha ocurrido un nuevo milagro de nuestro santo!!!
Finalmente, el único diario que es capaz de hacerle justicia a La Obra, el diario que alberga numerarios del Opus Dei como columnistas, ha demostrado nuevamente ser el único "comprometido con la verdad" -para usar una expresión de Pablo Longueira.
En su cuerpo de reportajes del domingo pasado se anuncia en primera página y sobre un fondo oscuro el especial por los 80 años del Opus Dei, siendo más que nada una entrevista a Sergio Boetsch, máxima autoridad en Chile de La Obra.
Un objetivo periodista fue capaz de ponerse en el lugar que sufren todos los hermanos numerarios y supernumerarios, víctimas del prejuicio que les cuelga rótulos de "elitistas", "discriminadores", "oscuros", y "poderosos".
Afortunadamente el periodista Juan Antonio Muñoz, echando mano a citas de religiosos como C.S. Lewis, o a declaraciones de numerarios como Cristóbal Orrego, fue capaz de captar el verdadero sentido del apostolado de La Obra, que tal como lo dijo el mismo Boetsch, tiene a los barrenderos "en primerísima" fila.
Gracias a Dios, el imparcial periodista no cayó en la demagogia de plantear el tema de las numerarias auxiliares -las que hacen aseo y servicio de las casas del Opus- y de cómo no sólo no estan en 1ª fila, sino que no pueden ser vistas ni se les puede hablar por parte del resto, y deben entregar todo su sueldo a La Obra. Una situación de "casi esclavitud" como la describía una ex-numeraria.
Fue la gracia de San José María la que seguramente evitó que el periodista investigara en temas que ya han sido perdonados por Dios, como los escándalos de corrupción de miembros de la Obra durante (y después de) el franquismo, donde varios fueron ministros.
Y sobre lo mismo, es todo un milagro que el profesional periodista no haya caído en la tentación de hablar de política (como dijo el santo en Chile en 1974, a los pocos meses del Golpe, "No hablo jamás de política. Hablo siempre como sacerdote y los sacerdotes no tienen incumbencia en estas materias; cuando las tocan se equivocan fácilmente"), ni de preguntar por esos lazos con la dictadura de Franco, Pinochet, o varias de las latinoamericanas.
Dios nos libró de que Muñoz fuera a fuentes como ex-miembros de la obra, que en su rencor por ya no pertenecer a ella, se dediquen a difamarla.
Afortunadamente, el esfuerzo que ha mantenido la Obra por restaurar su imagen de injuriosas acusasiones, ha recibido un nuevo impulso gracias a un diario que sólo sabe decir la verdad y un periodista que sabe donde buscarla.
Gracias San José María por favor concedido
Por Favor, reAcciones
Finalmente, el único diario que es capaz de hacerle justicia a La Obra, el diario que alberga numerarios del Opus Dei como columnistas, ha demostrado nuevamente ser el único "comprometido con la verdad" -para usar una expresión de Pablo Longueira.
En su cuerpo de reportajes del domingo pasado se anuncia en primera página y sobre un fondo oscuro el especial por los 80 años del Opus Dei, siendo más que nada una entrevista a Sergio Boetsch, máxima autoridad en Chile de La Obra.
Un objetivo periodista fue capaz de ponerse en el lugar que sufren todos los hermanos numerarios y supernumerarios, víctimas del prejuicio que les cuelga rótulos de "elitistas", "discriminadores", "oscuros", y "poderosos".
Afortunadamente el periodista Juan Antonio Muñoz, echando mano a citas de religiosos como C.S. Lewis, o a declaraciones de numerarios como Cristóbal Orrego, fue capaz de captar el verdadero sentido del apostolado de La Obra, que tal como lo dijo el mismo Boetsch, tiene a los barrenderos "en primerísima" fila.
Gracias a Dios, el imparcial periodista no cayó en la demagogia de plantear el tema de las numerarias auxiliares -las que hacen aseo y servicio de las casas del Opus- y de cómo no sólo no estan en 1ª fila, sino que no pueden ser vistas ni se les puede hablar por parte del resto, y deben entregar todo su sueldo a La Obra. Una situación de "casi esclavitud" como la describía una ex-numeraria.
Fue la gracia de San José María la que seguramente evitó que el periodista investigara en temas que ya han sido perdonados por Dios, como los escándalos de corrupción de miembros de la Obra durante (y después de) el franquismo, donde varios fueron ministros.
Y sobre lo mismo, es todo un milagro que el profesional periodista no haya caído en la tentación de hablar de política (como dijo el santo en Chile en 1974, a los pocos meses del Golpe, "No hablo jamás de política. Hablo siempre como sacerdote y los sacerdotes no tienen incumbencia en estas materias; cuando las tocan se equivocan fácilmente"), ni de preguntar por esos lazos con la dictadura de Franco, Pinochet, o varias de las latinoamericanas.
Dios nos libró de que Muñoz fuera a fuentes como ex-miembros de la obra, que en su rencor por ya no pertenecer a ella, se dediquen a difamarla.
Afortunadamente, el esfuerzo que ha mantenido la Obra por restaurar su imagen de injuriosas acusasiones, ha recibido un nuevo impulso gracias a un diario que sólo sabe decir la verdad y un periodista que sabe donde buscarla.
Gracias San José María por favor concedido
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