jueves, diciembre 25, 2008

El gesto de la semana: "Monumento a la estupidez"


El que está de frente a la cámara, mirando hacia abajo, es Eduardo Cadima.
Algunos compatriotas y algunos vecinos peruanos lo recordarán -lamentablemente- por rayar un "graffitti" en un muro patrimonial incaico en Diciembre del 2004. Por eso ambos fueron detenidos y presos en Perú. Cadima sólo estuvo 52 días en la cárcel, mientras que Tamburrino un poco más.
En ese entonces, se desató harta parafernalia para salvarlos de la prisión peruana: el canciller de ese entonces (Ignacio Walker), "presionó" para que los soltaran luego, la fundación Ideas -ligada a concertacionistas- hizo hartas gestiones y juntó harta plata para traerlos de vuelta, y el cardenal Errázuriz intervino para que el arzobispado de allá los pudiera acoger y avalar que podían quedar en libertad condicional.
Todo un despliegue.

Allá se levantaron las viscerales ideas antichilenas, y un patriotismo absurdo hacía que acá se les tuviera una cierta empatía.
Recuerdo que incluso llegó a hablarse del "Graffitti" como forma de arte (creo que en muchos casos lo es, pero el de ellos era sólo un rayado autorreferente) , y toda una serie de derivados del caso.

Me parece insuficiente el acercamiento desde la "acción racional" para explicar y enfrentar "la delincuencia". Esta corriente, que hace eco sobre todo en las tendencias derchistas-conservadoras, cree que todo delincuente actúa racionalmente, y que cómo tal, al subirle los costos del delito (sanciones), su cálculo racional le dirá que es mejor trabajar.
Creo que el punto de partida es errado: no todo delincuente actúa racionalmente, y todo delincuente delinque pensando en que no va a ser sorprendido. Ergo, el cálculo de los costos no tiene un rol preponderante. Evidentemente hay excepciones, pero creo que la generalización economicista deja demasiado sin explicar y no resuelve el problema de fondo.

Pero en fin, para mí el tema no es si Cadima "ES" o no delincuente. De hecho, podríamos tener una interesante discusión en torno a como se define la desviación socialmente, y cómo está siempre contextualizada y reinterpretada. Nada de eso quita el hecho de que existan leyes y un Estado armado que las defiende.

El tema es que Cadima es un imbécil.
Fundamento a continuación:

1) Hay que ser muy idiota para andar rayando en un país donde tu nacionalidad no genera simpatías.

2) Hay que ser más idiota aún, para hacerlo en un lugar patrimonial.

3) Después de transformarte en enemigo público del Perú, lo menos que puedes hacer es salir "sonriente y triunfalista" de la cárcel porque te obtuvieron un beneficio convenciendo a medio mundo de que eres un santo y tan sólo un artista.

4) Después de tranformarte en el ají en el ..... de Perú (y vaya que pica el ají allá), hay que tener el intelecto muy trastocado para ir al año siguiente a Tacna a traficar marihuana, y que te detengan con un kilo. Es decir, me parece cosa básica para cualquier traficante el (man)tener un bajo perfil, algo difícil de lograr después de ser el símbolo de la insolencia chilena en Perú.

5) Tu estupidez se transforma en un peligro para la sociedad, cuando a pesar de todo lo anterior, te pillan con 12 kilos de Coca. Con la agravante de que un mes antes, toman presa a tu hermana por sorprenderla traficando pasta base.

Si crees que pese a todo eso, puedes ser el líder de una organización para traficar Cocaína, y que la policía no te va a estar vigilando desde hace rato, no eres un delincuente, eres un obstinado de la idiotez.

Frente a la tontera gratuita se me sale todo el pequeño dictador que llevamos dentro, y en este caso espero que lo encierren un buen rato. Pero no porque crea que se va a reformar o algo, sino para que su estupidez esté recluida.
Creo que puede ser peligrosa...

Y a estas alturas, no hay cálculo racional que valga.

Por Favor, reAcciones

miércoles, diciembre 17, 2008

"Zapatazo a Bush": Sobre el contexto


Ayer tuve el privilegio de asistir a dos conferencias y un taller de análisis crítico del discurso con el profesor Teun A.Van Dijk, en mi querida Universidad de Chile.

En total fueron casi 7 horas con el lingüista holandés, uno de los principales referentes del análisis del discurso, ideología y racismo.
Quizás una de las cosas que me parecen más atractivas de su trabajo es considerar el Análisis Crítico del Discurso más que un método, un movimiento de científicos con compromiso social que utilizan distintos métodos. Es por eso que el primer paso es denunciar la discriminación en los discursos, e influir tanto en las "Elites simbólicas" como "en la resistencia que viene de abajo" para erradicar esas prácticas discursivas y, sobre todo, las estructuras que reproducen estas discriminaciones.

Resumiendo, el discurso en tanto práctica social permite discriminar con él, pero además es el medio por el cuál adquirimos ideas -y por cierto, ideologías-, entre las cuales están las que discriminan.

En otras palabras, podemos ser racistas (o clasistas, u homofóbicos, etc.) con el discurso deliberadamente o sin darnos cuenta. Y la prensa es de los principales contribuyentes a reproducir las formas de dominación y abuso de poder que se expresan en la discriminación (las otras dos "p" son los profesores y los políticos).

Es en esta lógica que sus análisis apuntan a examinar en la prensa la forma en como son tratados los inmigrantes y grupos minoritarios, poniendo acento en lo que se dice y cómo se dice, pero sobre todo, en lo que no se dice. El mecanismo básico para trabajar la ideología en los discursos públicos consiste en identificar la polarización (quienes son los "nosotros" y quienes son los "ellos"), y luego dar cuenta de cómo se enfatiza lo bueno de "nosotros" y lo malo de "ellos", mientras se silencia lo malo de "nosotros" y lo bueno de "ellos".

Es así como las noticias de los peruanos en Chile tienden a estar asociadas a ilegalidad, criminalidad y problemas, mientras se silencia el aporte que pueden hacer a nuestra cultura (para partir, con la comida), o a nuestra economía (trabajan, y muchos haciendo pegas que nadie está dispuesto a hacer). A la vez que se los culpa del desempleo de compatriotas, cómo si los peruanos fueran los que manejaran la situación económica o los que dieran empleo.
En fin, es un problema para el cual prometo una columna especialmente dedicada, sobre todo por la idea del nuevo alcalde de Santiago.

En un punto de su intervención, Van Dijk llamó la atención acerca del CONTEXTO, y de cómo cada vez que se habla se construye un "modelo mental" de la situación en la que se habla. En este sentido, en tanto presuposición, el contexto nos filtra la manera en como se hablará de algo, pero también la manera en como vamos a ENTENDER algo.

Y es aquí donde llegamos a la foto de esta columna.

El ejemplo "fetiche" de su primera conferencia fue el "zapatazo (frustrado)" a Bush. Para comprender lo que sucedió -dice Van Dijk- debemos echar mano a toda una serie de conocimiento que tenemos almacenado en torno a qué es un zapato, qué es lanzar un objeto, quién es Bush, qué es Irak, qué hace ahí, qué es una guerra, y por qué un iraquí podría estar enojado con él.
Con esto sería relativamente suficiente para entender -en occidente- el suceso sin necesidad de hacernos preguntas básicas del tipo "¿Por qué no le lanzó una flor?".

Ahora, hasta Camiroaga fue capaz de decir en el matinal lo que a estas alturas todos podemos comentar en una conversación coloquial (nuevamente el poder para instalar temas e ideas de los medios de comunicación): "decirle "perro" y el gesto de lanzar un zapato es un gran insulto por allá".
Pues ayer, el profesor Van Dijk agregó algo que permite completar el contexto: los zapatos (sobre todo las suelas) son un símbolo de impureza. De hecho las suelas nunca se muestran, y en muchos lugares de "oriente" (permítaseme la reducción) hay que quitarse los zapatos para comer o entrar a las casas.

Ahora, ¿de qué sirve este dato, más allá de tener algo nuevo que decir cuando aparezca el tema en un carrete?

Pues que este elemento de contexto, permite entender toda una nueva realidad que nos quedaba oculta. El gesto de agresión -que con mucha soltura autorreferente tiene a varios diciendo "esto es un gesto de agresión aquí y en cualquier lado"- se transforma realmente en algo un poco más complejo.

No es ya tanto un gesto de desprecio, sino simbolizar que la presencia de Bush corresponde a una herejía, una impureza.
Es la agresión y ocupación que trajo Bush, la que constituye una dimensión de violencia simbólica.

En otras palabras, el zapatazo no es sólo un gesto de rabia o desprecio, es un gesto donde se le está diciendo "impuro".
Y esa dimensión sagrada, de la que poco nos dicen los diarios -o Camiroaga- , esa dimensión que tanto nos cuesta comprender sobre "oriente", es fundamental para comprender el significado real del gesto.

Pero nos es más fácil completarnos el cuadro solamente aludiendo a lo que le ha sucedido a este periodista en su vida. Con ese contexto, siempre entenderemos esto como un gesto de violencia y venganza, sin captar -muy a lo lejos, claro está- la dimensión espiritual de lo que significa para un Irakí, la invasión de Bush y su ejército.

Por Favor, reAcciones

P.S.1: Para ver la breve entrevista a Van Dijk que publicó El Mercurio, haga click aquí.
P.S.2: Para bajar artículos de Van Dijk, meterse a su página aquí.
P.S.3: Para ver un excelente blog chileno que se dedica a examinar nuestra tendenciosa prensa, haga click aquí.
P.S.4: Para jugar a lanzarle un impuro zapato a Bush, haga click aquí.

miércoles, diciembre 10, 2008

El (Anti) Rock&Roll del momento: "Madonna Subprime"


Sobre gustos hay mucho escrito. No existe, por lo tanto, la posibilidad de hacer un juicio que no sea una mera perspectiva.

Es lo que creo.

Considero una discusión poco atractiva el juzgar la calidad artística y creativa de la "reina".

Sea un buen manejo de imagen, buenas fórmulas musicales poperas, capacidad para reinventarse, una trayectoria absolutamente ecléctica, un coqueteo con la ambigüedad sexual, una vida entre escándalos y ayudas humanitarias, o bien una gran mezcla de todas las anteriores (y probablemente mucho más) pero la diva se ha ganado ese apelativo.

Probablemente el show de hoy y el próximo sean de gran calidad y profesionalismo.

Buenos músicos, buenos bailarines, y un despliegue impecable-casi-perfecto de Madonna que -me atrevo a especular- ronde en una frialdad demasiado profesional.

En fin, más allá de que genere un "respeto" unánime a estas alturas de su carrera, hay otros "símbolos" que pueden ser ilustrativos.

El primero es el colapso en las ventas de sus entradas. Entradas, todos sabemos, carísimas.

El segundo es que estas mismas entradas tenían "preventa exclusiva" para los clientes de una compañía de telefonía o de un banco, quienes a su vez podían comprar hasta 6.

El tercero, es que hay gente que durmió dos días en el estadio e incluso perdió la pega para ver el show de hoy.

Éstos últimos me merecen una extraña mezcla entre respeto y compasión.

Respeto porque valoro el fanatismo por la música.

Compasión porque dudo que esos dos días de penitencia les garanticen algo más que posibilidades de fatiga (hacen 32º), incomodidades, malos olores y ropa interior que tiende a repelente.

La experiencia me ha enseñado que a la hora de lo "quiubos", da lo mismo a la hora que llegues a un concierto, si tienes la determinación (y en este caso la entrada a cancha VIP) podrás llegar adelante.

Ahora, sobre los primeros dos puntos (que tienden a ser el mismo), en su momento -pese a mi nulo interés de ir a un concierto en que la galería del Nacional vale más de 30 lucas- debo reconocer que me dio bastante rabia.

Por un lado, el elitismo (que incluso motivó un recurso de protección) siempre genera ese escozor. Es decir, que tengamos lo peor de las consecuencias del liberalismo y ninguna de sus promesas (como la igualdad formal o los beneficios de la libre competencia), hace que enojarse por esto sea "políticamente correcto".

Pero por otro lado, la posibilidad que se pudieran comprar hasta 6 entradas, originó un espectáculo acaparador del tipo "me aseguro con 6, y hago el negocio en reventa".

Pues bien, el espírituto de la venganza -dice Nietzsche- lo tenemos encarnado en la cultura occidental judeo-cristiana. Como estamos lejos de ser "espíritus libres" -y menos "Superhombres"-, nos resulta natural (aunque feo) alegrarnos de que los asegurados y los especuladores reciban su "castigo".

Y la verdad es que en esta semana me han llegado al menos 6 ofertas de entradas de Madonna a mi mail, algunas a menos de la mitad de su precio original.
Y eso que a mí no me gusta el pop.

Y en el caso de varios amigo/as y conocido/as, son muchas más las ofertas-spam de entradas.

¿Quién les devuelve la cola de acaparadores que hicieron?

La lógica que precipitó la crisis financiera fue la misma: apostar a que algo se iba a vender más caro en el futuro, y comprar y "empaquetar" descriteriadamente.
Cuando se dieron cuenta que apostaron mal, se vino abajo el asunto.

Lástima que en el caso de los "subprime" vamos a terminar pagando todos.

Por Favor, reAcciones


P.S.: si bien la fecha que sale acá arriba es un día antes que la de su publicación real, esto responde a una imposibilidad técnica de haberla subido el día que lo escribí. O sea, ayer. Mis disculpas a lo/as riguroso/as puristas.

P.S.2: ¿Alguien fue? Por favor coméntenlo.

P.S. 3: ¿Usted también se vio invadido/a por ofrecimientos de entradas?

miércoles, diciembre 03, 2008

El gesto de la semana: "Política en la miseria"


A estas alturas, decir que este personaje evidencia la decadencia en la política, es un lugar tan común que hasta el colega Garretón lo ponía en esas palabras cuando lo entrevistaban en tanto "sociólogo" (No quiero decir acá que el profesor Garretón sólo aluda a lugares comunes, sino que rara vez -y a pesar de Bourdieu- los sociólogos les dicen algo a los periodistas que esté fuera del sentido común).

En esa misma línea, podríamos hablar de cómo es más que nada un personaje de la farándula, un payaso, y que no hay mucho contenido tras esa incontinencia a regalar dinero.
En ese sentido, es muy probable que mi amigo Keko tenga razón al escribir que "QUIERE SALIR EN LA TELE NO MAS!". De hecho, en estos momentos vale la pena recordar que el personaje partió como "showman-hombre-orquesta". Me parece que su vocación al espectáculo jamás ha sido aplacada por su veta de empresario minero.

Podríamos decir también que es una vergüenza ajena la ostentación del lujo, así como la ostentación de la limosna o la gran propina, a la cual se la piensa como un "contrapeso" de los relojes caros, trajes italianos, o el Rolls Royce. Sin embargo, sabemos que son la misma cosa.

Para completar el cuadro, podríamos hablar de que efectivamente el susodicho no tiene un proyecto de país y que es sólo un populista -que no aclara muy bien su pensamiento político- que le hace zancadillas a todos los "ingleses de latinoamérica" para botarlos de bruces al suelo bananero.

Podríamos decir todas esas cosas y quedarnos tranquilos.
Y volver a decirlas cada vez que aparezcan los crespos rubios en la tele, o que salga el tema en un asado.
Y no seríamos muy distintos al personaje este, y los efectos que genera.
Nos estaríamos dando "limosnas mentales", sin encarar el problema de fondo.

Y así como la pobreza no se soluciona con limosnas, sino destrabando las estructuras que reproducen las desigualdades, el fenómeno del que hablamos tampoco se agota en su personaje.

De hecho, es un tipo buena onda, que al parecer paga buenos sueldos, da buenas propinas, y prefiere regalar un poco de su plata que gastarla o invertirla. No me quejaría si me tocara garzonearle, como tampoco si me llegaran 5 lucas por hacer una cola (siendo que la mayoría de las veces hago colas para pagar).

Evidentemente él es un símbolo de la decadencia política, pero tampoco deberíamos quedarnos ahí.

¿Cuál es la política que le da lugar a una proclamación de un tipo que regala plata?

Tiendo a discrepar un poco de los análisis que se hacen en torno a su figura. Creo que interpretarlo como un resultado del desprestigio de la política no es suficiente. Él no es una figura anárquica. No hay una promesa de "limpieza" de la política (recuérdese Ibáñez del Campo). Ni siquiera hay en él una crítica a la política. Por lo tanto, me parece un poco forzado interpretar que es eso lo que él encarna.

Para mi gusto, él evidencia una crisis aún más profunda: que la política es vista tan sólo como una actividad lucrativa. Como una bolsa de empleos y sueldos. Y que lo único relevante para el tipo de ciudadano que -pese a toda la vergüenza ajena y desprecio que nos puede generar- lo proclama con fervor, es si va a tener trabajo/plata en el corto plazo.

La promesa del "propinero" es la misma en la que caen la mitad de los compatriotas que están endeudados y sobreendeudados con sus tarjetas de crédito: el dinero fácil y rápido. Pedirle un programa de gobierno, un proyecto económico, un pensamiento político, sería como leer la letra chica de un contrato o calcular cuanto va a terminar pagando realmente por lo que compró a 36 cuotas.

Por cierto, él no es el primero.
"Regalos" o derechamente cohecho, han existido desde que hay que votar.
Las elecciones municipales están llenas de estas prácticas, que también se hacen presentes para las parlamentarias, y por cierto para las presidenciales.
Electrodomésticos, cajas de mercadería, permisos de trabajo, etc.

Y así como un Senador que ha recibido fondos de campaña de una pesquera en la cual forma(rá) parte de su directorio, "debe" votar de acuerdo a esos intereses, pues el ciudadano que espera recibir plata fácil, ya tiene a su presidente.

La política de la miseria, de los miserables, hace rato que ya está instalada. Y este minero es sólo el último síntoma de una enfermedad terminal.

Enfermedad que sólo puede entenderse en el contexto de una sociedad con grandes desigualdades (económicas y de poder) y poco pensamiento crítico.

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