lunes, marzo 02, 2009

Las compensaciones


Glaciar grey desde el mirador de campamento Guardas. Foto de quien les escribe. Haga click sobre ella y admire esos colores y formas.

De mis vacaciones me traje de vuelta una idea que fue protagonista y que necesito "sacar" acá como si fuera una piedrita en el zapato. Creo ventilar lo menos posible de mi vida en estas columnas y esta no será la excepción, aunque probablemente por como fue concebida sí sea muy personal.
Advertencia hecha entonces.

Hay gente que incluso habla de una "Ley de las compensaciones". Más allá de los aparatos legales que existen para los casos de accidentes, malos ratos, expropiaciones y demases, consistiría en una supuesta tendencia de "la vida" a equilibrar las cosas buenas, beneficiosas, o agradables con las malas, costosas, o desagradables.
Esto también se puede formular en el pesimismo común y corriente con la frase "demasiado bueno para ser verdad". En otras palabras, si "todo" anda bien, "algo" saldrá mal.
Y viceversa, por supuesto. Para las malas rachas no deja de ser un consuelo anticipado de que "ya te va a tocar que mejore".

Si bien esta noción de "compensación" tiene un trasfondo en el equilibrio, se podría decir que su mayor tensión es con el concepto de "igualdad". Por un lado porque "la vida" rara vez es capaz de ofrecer un concepto matemático como este -piénsese en las "ecuaciones" por ejemplo-, pero por otro lado, porque finalmente esto ocurre siempre en un plano senti-mental, donde las percepciones tienden a reconvertirse, reasumirse, y reinterpretarse. En palabras simples, nosotros mismos nos enfrentamos de distinta manera a nuestras "compensaciones", dejando la igualdad tan solo como una perspectiva inalcanzable y, finalmente, indeseable.

Los natalinos y puntarenenses (y probablemente más habitantes de la Patagonia que no tuve el gusto de conocer) tienen bastante incorporada esta noción de la compensación en lo que refiere al clima. Lo cual llama la atención en la medida de que el clima por esos lares, sobre todo el del ventoso verano, cambia de manera abrupta durante un día (Es un lugar común decir "puedes tener las 4 estaciones en un día"). No obstante, esta noción está instalada, de modo que si te tocó una semana seguida de mal tiempo "seguro que ahora va a abrir". Tras una semana o diez días de nubes y lluvias viene otro tanto de días "bonitos".
Eso es lo que dicen. Y en eso creen de forma casi canónica.

Recorrer alguno de los circuitos del parque -seguramente el largo más que el corto, o "W"- tiene finalmente el carácter de una "peregrinación" (expresión de un gran amigo guía de allí, la cual me hizo mucho sentido).

Hay muchas maneras de tomársela, las que sin duda son metáfora de como te tomas otras cosas y que se revelan en los distintos especímenes con los que uno se cruza en el circuito:

1) Lo más rápido posible. Tan rápido que necesitas mirar el piso con atención para saber bien donde caerá tu próximo paso, perdiéndote así el hermoso entorno que te rodea entre un destino y otro, los distintos ecosistemas, plantas, árboles y aves que es posible ver. Hay gente que incluso trota. No es broma.

2) Según las indicaciones. Hay gente que le gusta estar siempre apegado a la norma/lo indicado/lo debido, inclusive en vacaciones. Estos son los que hacen los circuitos en el sentido en que lo hace la mayoría, pasando por todos los lugares indicados, y demorándose lo que el mapita que te dan en la entrada dice que te demorarás en cada tramo.

3) A su ritmo. Paran cuando quieren parar, sacan hartas fotos, pueden alojar más de un día en un lugar, así como también hacer algún tramo mucho más rápido que la media. Innovan con respecto al circuito y son los más relajados.

Por supuesto cada uno de ellos tiene su compensación. El primero siente una gran satisfacción al sentir que "bate récords". Esta satisfacción se eleva exponencialmente cuando al contar sus proezas contra el reloj recibe palabras de admiración de sus auditores.
El segundo tiene una compensación asegurada. Sabe perfectamente a lo que va, y reducir los imprevistos a sólo sorpresas agradables le dan un gusto que descansa en la tranquilidad.
El tercero recibe su gratificación en cada momento. Por definición está haciendo el camino para disfrutarlo, y el cansancio o lluvia son compensados cada vez que se detiene a contemplar el entorno en el que está inmerso.

Pero nuevamente, la peregrinación es mucho más mental que física. Y el cansancio, las bajadas escarpadas, o las subidas "contra el agua" por quebradas, y el dolor son asumidos y compensadas no tanto por el cuerpo como por la cabeza. El "vale la pena", está ahí en la belleza que se observa. En sentir que el paisaje desplaza la inmediatez del cuerpo.

Peregrinación mental que se hace aún más evidente cuando te toca la mala suerte de lesionarte las rodillas pese a años de ciclista y de campamentos.
Asumir el dolor de cada paso durante cuatro días, cuando no queda otra cosa que caminar.
Encarar las bajadas que se te vienen encima tratando de no pensar en lo que dolerán.
Incorporar (y calcular) que te estás demorando el 50% más de lo que deberías, pero por sobre todo, ganarle al fracaso.
Tal vez el mayor fantasma que tiende a acompañar los dolores (físicos y sentimentales).

Peregrinar hacia los límites, límites que no dejan de estar en la cabeza.
Y dejar de pensar el dolor como lo que impide, sino como aquello que hay que doblegar. Doblegar para que ni los espectros del fracaso, o del "como podría haberlo evitado" te impidan levantar la cabeza y experimentar lo que es un paisaje sublime e imponente a la vez.
Sabemos que la "igualdad" no tiene nada que ver, sin embargo una entelequia como la "justicia" puede causar estragos en estas situaciones: sentir que "es injusto", como si hubiera quien recogiera el reclamo, es constatar el estado de las cosas con un horizonte por definición frustrado y frustrante. Mejor ni pensarlo en esos términos.

¿No hay mal que por bien no venga?
¿Opiácea manera de aceptar lo malo?
¿Hay alguna balanza equilibrando? ¿Cómo/quién la calibra?
¿Existe "la justicia"?
¿Está todo en la mente?

Gracias por su paciencia estimadas lectoras y estimados lectores

Por Favor, reAcciones

P.S.: La próxima semana volveremos con la programación habitual, incluidas algunas deudas con las cuales ya me comprometí.

7 comentarios:

Unknown dijo...

Estimado,
Lamento que un dolor de rodilla haya perturbado sus peregrinacion por esas tienrras hermosas. Creo que hay una frase en su columna que describe su percepcion de todo el asunto y ademas responde a la pregunta del millon: “te toca la mala suerte de lesionarte las rodillas pese a años de ciclista y de campamentos.” Lo que Ud. califica como mala suerte, a mi (y con experiencia en el asunto de las lesiones) me parece una consecuencia predecible (1) de los años (con todo respeto, de hecho, creo que eres mas joven que yo) y (2) del estres sobre su cuerpo que implica una cambio de actividad fisica (de la ciudad + bicicleta a terreno dificil, seguramente llevando una mochila, etc). De hecho, la mayor parte de las lesiones fisicas y /o accidentes ocurren justamente durante el verano cuando la gente va de vaciones, o sea, sale de su rutina habitual. Consigase una buena rodillera, descanse unos dias, y la proxima vez que vaya de caminata por 4 dias, fortalezca sus tendones y ligamentos con antelacion (si, las pesas sirven). Los años de ciclismo y campamentos (sobretodo los campamentos) no son garantia de inmunidad frente a las lesiones.
Volviendo a lo macro, creo que los eventos no tienen connotacion en si mismos, ocurren por las leyes del universo ( que no es trivial). Nosotros les damos una connotacion, y si somos imaginativos hasta les damos sentido y ahi se originan las supersticiones, los mitos, las religiones y todo eso que los humanos hemos inventado para explicar porque nos pasan o no nos pasan cosas.
Lo ultimo no quita ni menoscaba la experiencia de frustacion de lesionarse en medio de una aventura ni tampoco la experiencia del dolor, que biologicamente tiene una connotacion de angustia, pena, etc, variable de individuo en individuo.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Buena la metáfora de la peregrinación y su tipología, tanto para representar lo que sucede con los visitantes (o especímenes) de las Torres del Paine como para ilustrar como nos tomamos ciertas cosas- o “la vida”- en general. Interesante también la reflexión y el “producto intelectual” (¿sublimación?) surgido a partir de la mala suerte.

Es muy probable que esté exagerando o forzando una idea, pero debo confesar que al leer la columna, sobre todo la parte final y las preguntas, se me vino a la cabeza la idea de héroe trágico jajaj y me recordó el “Origen de la tragedia”. Ideas como: la justificación estética del mundo (en contraposición a la interpretación o alcance moral, especialmente cristiano); el fenómeno ético de la tragedia pesimista; la racionalización de la tragedia (método racionalista de Sócrates, quien veía en el arte trágico pura irracionalidad, causas sin efectos y efectos sin causa); y la ilusión metafísica (que se encuentra en la ciencia, la religión, etc., a propósito del comentario de Cimero). Brevemente, como para no latear, se me ocurrió-ocurrencia que aún no le doy muchas vueltas, por lo tanto, es muy probable que esté equivocada- que esas ideas podrían responder algunas de las preguntas planteadas al final.

Respecto a la ley de las compensaciones, también considero que es un asunto de perspectiva. Y desde mi punto de vista, creo que al pensar los sucesos o las situaciones o lo que te toca vivir desde el prisma de esta ley, te metes en una especie de laberinto o espiral sin fin (cuyo inicio estaría en los griegos también, supongo…), donde no hay respuesta para los más escépticos o ateos. Además, como bien dice JuanEmar, no encuentro que tenga mucho sentido incorporar la lógica matemática en nuestras vidas o experiencias, aunque admito que solemos caer en ello- y mucho- (debe ser porque “la sociedad” hoy se rige casi exclusivamente por la lógica del cálculo racional). En todo caso, lo anterior, no significa la renuncia a la búsqueda o consecución de la justicia (como ideal, como posibilidad).

Por último, sobre la “opiácea” manera de aceptar lo malo, más bien diría padecer o soportar lo malo ya que no sé si lo malo se deba “aceptar”. En todo caso, creo que es la manera más asertiva de hacerlo. Y en vez de “opiácea”, diría productiva, ya que sirvió de inspiración para esta buena columna.

Saludos,

Valentina

Pd: la foto está espectacular, si creyera en el “no hay mal que por bien no venga” te diría que la situación queda compensada, como no es así, solo puedo decirte que ojalá se recuperen pronto las rodillas.

maldonado dijo...

Los sucesos son una extraña mezcla de probabilidades, condiciones físicas y de perspectivas diversas. Y esto no quiere decir que necesariamente debamos caer en el escepticismo a ultranza, sino que tan sólo debemos "afinar" la mirada. Puede que a veces la fractura de una costilla sea una cuestión de condiciones físicas, pero otras veces puede que sea un asunto de justicia divina... por qué no?... Recuerdo un pasaje de Los Miserables en donde Víctor Hugo escribe que la derrota de Napoleón en Waterloo estaba decidida de antemano, no a causa de Wellington, de Blucher, etc etc... sino a causa de "Dios". Y Hugo, a pesar de todo, no vamos a decir que era un "creyente". Aquí los dejo con un extracto del pasaje:
"La excesiva gravitación de aquel hombre sobre el destino humano turbaba el equilibrio... Probablemente los principios y los elementos, de los que dependen las gravitaciones regulares en el orden moral como en el orden material, se quejaban... Cuando la tierra padece por un exceso de carga, hay en la sombra gemidos misteriosos que oye el abismo. Napoleón había sido denunciado en el infinito y su caída estaba decidida. Molestaba a Dios. Waterloo no es una batalla; es el cambio de frente del universo"

Keko dijo...

la pregunta sobre la opiacea manera de enfrentar lo malo se refiere al no hay mal que por bien no venga?

socióblogo dijo...

un libro que me hizo pensar harto en estas mismas cosas fue Cándido de Votaire. aparte de ser muy divertido (lo que desmiente a la gente que cree que la ilustración es tan fome, severa y seria), tiene buenas reflexiones sobre el orden y el absurdo.
supongo que pensar en estas cosas acorta el camino, jaja. conozco a dos personas que no alcanzaron a terminar el circuito y los tuvieron que pasar a buscar en un barquito de la armada, desesperadas y al borde a la locura. tal vez les hizo falta una reflexión así, jajaja.

maldonado dijo...

Me da la impresión de que luego de las compensaciones, Juan Emar se "descompensó"...

Juan Emar dijo...

Don Cimero: gracias por su empatía. Y claro que tiene razón en su "diagnóstico" y recomendaciones. En palabras del traumatólogo, el ejercicio de la bicicleta no tiene nada que ver con el del trekking (de hecho no me duele al andar en bicicleta), y los trekking mochila pesada al hombro y campamentos dejé de hacerlos hace 8 años casi. El doctor me decía: "ya no tienes 18, tienes 27". ¿Como haberlo evitado? pues efectivamente con una preparación adecuada, que no hice. El diagnóstico final: "Síndrome de mal alineamiento rotuleano". Falla de fábrica, mi estimado. Rodillas mal alineadas.
Sobre lo macro estamos muy de acuerdo: la clave está en la connotación que le damos a los eventos.
Gracias por sus palabras
Un abrazo para usted

Valentina: no había pensado en la perspectiva trágica que aportas. Me parece una interesantísima manera de poner en juego el asunto...creo que también le daré una vuelta a eso.
Gracias por tus palabras y espero que también mejoren tus rodillas.
Y sí, parece ser que padecer o soportar son mejores palabras que "aceptar" cuando hablamos de lo malo. Agradezco también tu piropo-sugerencia para "opiácea".
Saludos

Maldonado: agradezco la cita y la perspectiva que ofrece aquí. Evidentemente es darle una vuelta metafísica al asunto, y como tal es indesmentible (así como incomprobable), y tal vez por lo mismo tiene los adeptos que tiene.
Confieso, eso sí, que no puedo afinar tanto la mirada como para darme cuenta del "sentido" de esta lesión en la "justicia divina". O lo que sea que equilibre la balanza universal.
Sobre su segundo comentario, es probable que me haya descompensado, pero quedo curioso: ¿Que le hizo decirlo? ¿El silencio hasta ahora?
Mis saludos

Colega: absoluta razón. La ilustración tiene pasajes muy entretenidos, así como en Rousseau podemos encontrar uno de los espíritus más críticos de ella misma (Sí, estando la ilustración en pleno auge) como se puede ver en sus discursos.
Le cuento: pensar en estas cosas "acorta" el camino en cierta medida. Creo que justamente porque quedarse en la injusticia, el sufrimiento y el fracaso lo alargan como una tortura. El barquito estaba totalmente descartado para mí...
Saludos (¡y vuelva a escribir pues!)