viernes, octubre 16, 2009

Tres reflexiones desde el miércoles


I
El himno chileno termina repitiendo 3 veces esa frase que en dictadura debió haber sido una triste ironía para varios: "...o el asilo contra la opresión". En el espacio de tiempo que hay entre cada una de las repeticiones, un grupo de 4 ó 5 intercalaban "¡Revolución!". Esto sucedía en la tribuna Caupolicán, conocida también como "sector familia", en el codo sur-oeste del Estadio Monumental. Las entradas (que habían "liberado" la semana anterior ante la poca compra de los ecuatorianos) costaban 30 lucas. 24 si se usaba la tarjeta París.
Pese a que sólo en la parte alta (para la que había que llegar muy temprano) se puede ver toda la cancha, estaba lleno. Con entradas a ese precio, ya no quedan dudas de que Bielsa fue un negocio para la ANFP.
Vuelvo a lo que les contaba: No había mucho eco en los que gritaban "¡Revolución!", nadie más se sumaba, pero tampoco nadie les reprochaba. Se podría decir que había más indiferencia que incomodidad.
Al minuto 84 del partido una plancha de Segundo Castillo impacta la entrepierna de Ismael Fuentes. Tarjeta roja.
En ese momento, uno de nuestros "revolucionarios del himno" gritó cuando ya nadie gritaba: ¡¡¡Anda a lavarte negro culiao!!!
Lo que vino a continuación no fueron risas ni más gritos. Sólo un incómodo silencio. Un silencio acusador que patrocina una extraña tolerancia que también hacía callar a quienes pifiaban el himno ecuatoriano.

Es cierto, el estadio es un lugar para muchos desahogos. Que en algunos casos llegan a la violencia física. Puede haber también en los gritos e insultos una canalización de represiones, pero parece que -al menos en esa galería- el racismo no tenía mucho arrastre.
Debo admitir que pese al contexto, me sorprendí bastante por la reacción del susodicho. Pero creo que más que por el contenido, por la soledad de su grito.
Lo que sí, es que no quiero imaginarme una revolución llevada a cabo por racistas...

II
Mismo lugar, partido a punto de terminar. 4 emocionados compatriotas están encaramados en la reja alentando. Suena el pitazo final y los 4 logran pasarse a la cancha por un punto débil que tenía el enrejado. El espectáculo -para mi gusto- es sin duda el más entretenido de la noche. Corren por la cancha, saltan, se meten a la ronda con los jugadores, los abrazan y hasta dan la vuelta olímpica. Muchos nos reímos de que lo hayan logrado, e incluso los aplaudimos cuando vuelven a pasar frente a nosotros.
Los jugadores comienzan a irse a camarines e inevitablemente los "infiltrados" van quedando en la cancha cada vez más solos.
Entonces aparecen los tipos de peto amarillo y los carabineros de fuerzas especiales: se acabó el show, tienen que irse.
En ese momento, varios de los que estaban cerca de nosotros gritaban cosas como: "¡Recién ahora vienen a sacarlos!", "¡Ya estaba bueno ya, llévenselos en cana!"
No tengo muy claro de dónde vendrá eso, pero al igual que en el caso del revolucionario-racista, también me dio vergüenza ajena oir estos gritos.

¿Es esta la expresión de la mentalidad autoritaria que tenemos muchos chilenos, aunque no nos guste reconocerlo? ¿O es realmente la expresión del resentimiento, el deseo oculto de haber estado en la cancha celebrando con los jugadores, enmascarado por un sentimiento de venganza?

Tal vez no tenga sentido plantear estas preguntas como si fueran excluyentes...

III
Más o menos al mismo tiempo, en Montevideo, Argentina ganaba 0-1 a Uruguay y se clasificaba directo. Maradona -que el sábado anterior se había inmortalizado lanzándose de guata bajo la lluvia por el gol que Palermo metía a los peruanos en el último minuto y en posición de adelanto- se despachaba "en caliente" frases para los periodistas que, según él, lo atacaron durante todo este tiempo. Básicamente les decía "que me la chupen".
Ya más frío, en conferencia de prensa reiteraba el mensaje: "que me la chupen, que me la sigan chupando". Pueden ver el video aquí.
A partir de esto se pueden decir muchas cosas.
Por ejemplo, que Maradona no tiene tolerancia a las críticas. Se tomó como ofensas la constatación de que nunca tuvo muy claro que hacer con el equipo, que jugaba mal con jugadores extraordinarios, que perdió partidos mal jugados (en los que culpó el estado de la cancha y la altura en Bolivia), que utilizó formaciones distintas en todos los partidos y que convocó gran cantidad de jugadores.
Se puede decir también que Maradona no debiera sentir como un logro el clasificar a una de las mejores selecciones del mundo en el último partido y en el último cupo directo.
Se puede decir, evidentemente que es un pésimo entrenador.
Pero lo que no debiera decirse -y que se ha dicho mucho estos días- es que "un entrenador no puede hacer eso". Frase que engloba los insultos ya citados y el guatazo de celebración en el pasto. Y no debiera decirse eso porque lo que no está en juego acá es el rol de entrenador.

Digamos lo obvio: Maradona no llegó a la selección argentina por ser un buen entrenador. Sus experiencias previas habían sido desastrozas.
Pero más aún, Maradona ni siquiera llegó a la selección argentina para ser entrenador.
Y aquí, el poder del símbolo es capaz de sobreponerse a la realidad y justificarse en base a una gran falacia: si ser de los mejores jugadores del mundo significara ser un buen entrenador, Pelé debería estar entrenando, Pellegrini jamás habría llegado al Real Madrid y Bielsa sería un entrenador mediocre.
Maradona sigue estando donde está y haciendo lo que hace (incluidos guatazos e insultos) no porque fue un gran jugador, sino porque todavía lo es.
Y eso es justamente lo que no deja ver el problema...

Por Favor, reAcciones

P.S.: Aproveché el vuelito futbolístico en estas últimas columnas. La próxima semana volvemos a la programación habitual. Gracias por la paciencia.

6 comentarios:

MEFISTO dijo...

Sobre el primer comentario me recuerda a que la semana pasada iba en un transcacharro y sentado abajo mio venía un tipo moreno,de pronto se sube un viejito con millón de objetos a lo cuál el chofer no le cobró ni validó la tarjeta vip, todos callados, luego se sube un inmigrante asiático y no tenía plata suficiente en la tarjeta vip, igual sube con la venia del chofer, y de pronto este tipo empieza a mirarlo feo, y le grita "paga tu pasaje chino balsudo" y le gritaba y gritaba a lo cuál las personas sonreian nerviosas, me dió rabia y comentéen voz alta pero no de forma directa, "claro,y verás como quieren en chile al amigo cuando es forastero pero no con los peruanos y los chinos no allí se ponen choros" el tipo se bajó y era entero de chorizo, unas señoras sonrieron y rematé "claro a los gringos les dicen venga papito que me gasto su plata" las señoras siguen conversando y una era peruana, le contaba su vida a la otra vecina...
lo que me recuerda ¿se habrá encontrado Sandra, la inmigrante reicén llegada del perú que me encontré en el asiento del San Borja cuando me volvia al sur y estaba muerta de frío hace unas 4 horas porque la persona que la venia a buscar, venía de colina, era feriado y ella se equivocó en decirle la direeción correcta, al final llamé al susodicho y le dije que era en el San borja no en la estación Alameda, igual me dio pena por ella, esperaba que se cuidara del amigo que la quedrá cuando vea que ella es forastera...

kuatro-ojos dijo...

a mi parecer el que Chile estuviese clasificado fué lo que dió ese aire de respeto al evento, creo que el escenario en el caso de tener calculadora en mano para el partido, habría hecho sentir al díscolo revolucionaario mas "apañado", los chilenos iban a disfrutar, no había nada que perder aunque perdieramos, ya que una Argentina fuera del mundial era, en lo personal,igualmente llamativo.
Agrego que habría sido interesante perguntarle al blanquito aseado por cual revolución gritaba.

segundo, Sí! concuerdo con ud. siempre me ha llamado mi atención el rigor que las personas aplican, inclusive cuando la situación amerita una empatía casi obligatoria por la similitud de condición, me explico, no falta la cajera (ruego no se tome como estigmatización) que reniega de los obreros "POBRETONES" de la "contru" que se suben a la micro, frunce el seño. Me ariesgo a decir que a las personas en cierta medida les gusta la represión u "orden" mientras no sea contra ellos mismos claro está, o si no por que el parque Ohiggins y las calles aledañas se llenan para el 19 de septiembre, y con gente que no va a tirarle escupos precisamente a los "waxitos" que desfilan, curioso fué una vez que admiraba un ensayo de tan "noble" expectáculo y unas entusiastas señoras de procedencia altiplanica me preguntaron si el día de la parada se podía ver de mas cerca, alabaron el asunto. (no fué solo envidia lo de los chuekos).

Maradona: "le dije a martín andá y resuelve esta historia".(intrucciones de Maradona a Palermo cuando resuelve ingresarlo a la cancha), interesante y muy profesional indicación para un jugador de parte del "DT". NOTABLE


se agradece los agradecimientos, y el que notase mi observación sobre el fútbol como opio del pueblo.
y ke opio.

Carlos dijo...

Permiso, don Emar. Si me permite, voy a tirar mi hipótesis sobre Chile, ya que hay ambiente de hablar por hablar aquí.

Más que cualquier cosa, Chile es un país al que le gusta el orden. Somos conservadores hasta la médula, y lo que más nos asusta es que de pronto no podamos saber lo que va a pasar.

Por eso no tenemos casi gobiernos que no terminen sus períodos, ni asonadas populares ni militares rapaces (con la sola y notable excepción que todos sabemos, claro). Pero, tras la independencia, Chile tuvo una pequeña anarquía de siete años, ¡siete! En Brasil fueron casi 50, en Argentina cerca de 30 y México se llevó un siglo sin poder tener gobiernos estables y duraderos.

Esto no es porque nuestros gobiernos hayan sido buenos, ni nuestra sociedad justa: es porque a todos, pobres y ricos, nos gusta el orden. Y por eso, si recuerda los '80 y '90, la selección de Chile siempre jugaba pa'l lado: porque si yo la toco para adelante y la pierdo me retan, así que mejor la paso al costado y que la pierda el otro huevón. Mucho de lo peor de Chile estuvo en esos equipos: poco solidarios con el compañero, acabronados, patrioteros en el peor sentido, y al final corruptos, como en Maracaná. En último término, aunque la patada a Branco haya parecido brava, mostraron lo más cobarde de Chile: un equipo y un país incapaces de enfrentar la realidad de un Brasil superior.

Y el "chaqueteo", ese concepto que inventó Pablo Huneeus para uso de animadores de televisión, es como lo mismo: el rechazo a quienes no respetan el orden, para bien o para mal, y el regocijo cuando esos inarmónicos fallan.

Por eso no sacamos a chuchada limpia a los parlamentarios que todos sabemos que nos están robando, sino que los elegimos jornada a jornada; y por eso estamos felices de que el "riesgo país" para la inversión extranjera sea tan bajo, cuando debería parecernos muy preocupante. Y por eso resolvimos como resolvimos el problema de los desaparecidos, con pantomimas de juicios a Pinochet que nunca fueron y una demasiado lenta identificación de huesitos.

Eso permite que subsistan los clasismos y racismos, aunque disfrazados (¿no es exasperante el rechazo lindante con el asco hacia los "flaites" por parte del resto de la ciudadanía?). Y permite imaginar un mundo donde Chile va a ser campeón, y donde Bielsa es una especie de Súperman, que viene a salvarnos sin que hagamos mucho esfuerzo de nuestra parte, con lo que sigue subsistiendo el orden: las soluciones vienen de afuera, de arriba, de un argentino mágico y no de políticas de desarrollo del deporte o de simplemente más actividad física para nuestros niños. Eso sí que sería revolucionario.

Keko dijo...

yo digo que las reflexiones futboleras son de las más reveladoras.

la pasión por el futbol llega a ser lo único que tienen en común muchas personas muy distintas.

en todo caso, la programación habitual esta buena...

"conozca y comente este interesante blog de futbol" jajaja

salud!

MEFISTO dijo...

Estoy Harto! el canal del futbol,
ya me imagino a Juan Emar en el Mundial, a lo más Solabarrieta?

Romina Olivares dijo...

Interesante, yo he ido a un que otro partido, nunca de la selección porque soy de región y no me concidero hincha... es raro que todos se sientan hichas porque se ponen la camiseta cuando van a jugar no más... es un poco raro, no creo que sea más motivo de asado un gol de la seleción que un cumpleaños. Me gusta el futbol y quizas muchas veces grito los goles pero hay gente que casi profesa una religión futbolistica eso no me gusta.

Con respecto a maradona pienso lo mismo, cuando se les ocurrio que una de las mejores selecciones que hay en sudamerica podria ser dirigida por Maradona... a veces la pasión se mezcla mucho con la realidad.


Atte

Yo