(sin)razón 3: "Él ha sido un empresario exitoso, sabrá muy bien como administrar el país y hacerlo crecer"
Tal vez uno de los elementos más repetitivos de su hostigante y maqueteada campaña sea el famoso "vamos a crear un millón de nuevos empleos". Lo curioso es que esta impresionante cifra (que jamás aclara el tipo de empleos que se crearán) tiene un supuesto no menos impresionante: un crecimiento sostenido del 6%. La OCDE pronostica que Chile crecerá un 4,1% en el 2010 y, fuera de cámaras, el equipo económico de Piñera tiene muy claro que esta ya es una promesa que no se podrá cumplir. Pero las campañas -ya lo sabemos- poco tienen que ver con la verdad y mucho con la propaganda, la mentira y la promesa vacía. El "ofertón" como le gusta decir a algunos.
La cosa es que la entonación de dicha muletilla de campaña no es menor. Ese "vamos", hace ver que la creación de empleos es algo que está en manos de quien encabece el gobierno y no de las PYMES y Empresas que concentran la empleabilidad en este país. Es cierto, las políticas fiscales y laborales pueden facilitar o dificultar las condiciones para que privados contraten mano de obra -donde lamentablemente la precarización de las condiciones parece ser la condición exigida para disminuir el desempleo-, pero en ningún caso el sujeto activo en la baja del desempleo es el Estado.
Pero suena bien. En boca de un tipo que "le da" trabajo a tanta gente, aparece como creíble que él sea el que le va a dar un millón de empleos a los cesantes de este país.
Piñera sabe esto y lo explota. De algún modo ha logrado instalar en el sentido común de muchos votantes desideologizados/desinformados que su éxito en el mundo privado es traducible y extensible a todo el país.
Si extremamos el recurso, sería como decir que tener un millonario en el gobierno aumenta la probabilidad de que este país nos haga millonarios a todos.
Más todavía si insiste en la idea de que él proviene de una familia de clase "media".
¿Qué mejor foto para la clase media aspiracional que ver uno de los "suyos" transformándose en uno de los más ricos de Chile y premiarlo por eso con el más alto cargo político?
Parece diluirse esa sabiduría popular que indica que "nadie se hace rico de manera honesta en una generación".
Sabido es que Piñera no es querido en el gremio empresarial. Más allá de sus arranques en el Banco de Talca, recuerdo que siempre me interesó saber porqué Ricardo Claro lo había echado al agua en un programa de televisión con la famosa radio Kyoto (en un patrón que al parecer se repite). Y las malas lenguas dicen que mientras Piñera era un incipiente Ingeniero Comercial, Claro lo envió a estudiar la viabilidad de instalar el sistema de las tarjetas de crédito en Chile. Piñera anduvo de gira un buen rato y concluyó que en Chile no era el momento. Quedándose, de pasada, con todos los contactos y estudios correspondientes. Un año después funda "Bancard" y trae el sistema de endeudamiento plástico arrancándose con los tarros.
Y eso dejó picado a Claro por varios años hasta su venganza.
Y de pasada, le generó una pésima fama entre el gremio.
Lo cierto es que Piñera, en rigor, no es un empresario.
Mucho menos un "emprendedor".
Es más apropiado referirse a Piñera como un financista o como un especulador (vale decir, alguien hábil en decidir dónde meter la plata), que como un personaje que ha montado una industria y se ha relacionado con sus subalternos. Fuentes del empresariado aclaran que nunca ha formado parte de sus gremios (Sofofa o CPC) y que no es considerado como "de nuestro mundo", sino más bien "de los asuntos especulativos".
De hecho, son elocuentes algunas de las historias que circulan en torno a su carácter como "jefazo". Entre las azafatas de LAN que te toque atender a Piñera es motivo de desagrado e incluso miedo, nada de orgullo. No sólo porque se dice que es descortés y ni siquiera mira (mucho menos contesta) cuando lo saludan, sino porque son conocidas sus historias de mal carácter como cuando Gina Ampuero pasó a llevar su pie que estaba extendido en el pasillo. Piñera le habría dicho ¿Tú quieres pisarme? ¡Yo te voy a enseñar como se pisa!
Gina quedó con dos falanges fracturadas y un mes de licencia. Luego del incidente, el jefe directo se ensañó con Gina pesándola antes de cada viaje. Gina terminó sucidándose.
En otra ocasión, una demora por motivos técnicos hizo que el candidato fuera a la cabina del piloto a gritarle ¡Despega huevón!
El piloto lo expulsó de la cabina, pero tuvo que ir a dar explicaciones del hecho a la jefatura de la empresa.
A eso súmele las quejas por hostigamiento a los sindicatos y malas condiciones laborales.
Pero la verdad de las cosas es que poco tiene que ver Piñera mismo con esas políticas. Él es sólo uno de los dueños. Uno de los dueños que "deja pasar" -como cuando despidieron una embarazada de Chilevisión- y permite que en sus empresas los abusos ocurran.
Del mismo modo en que LanCargo pagó su multa asumiendo una colusión, el pagó otra por la compra de acciones luego de una reunión de directorio. Compra que le reportó varios millones por esa "pasada".
Piñera se defiende diciendo que el sistema de compra estaba "automatizado", que él realmente no dio una orden después de estar en una reunión donde se conocieron los resultados de la compañía.
Yo le creo.
Yo creo que en sus negocios el está poco (o nada) involucrado de forma directa y presencial. Tiene gente encargada que le cuida las finanzas y sistemas de movimiento de capitales para hacerlos rendir. Le creo que tampoco tuvo nada que ver con la colusión de las farmacias, donde su reacción fue deshacerse de las acciones de Farmacias Ahumada que tenía.
Le creo porque eso es lo que hace. Mueve con oportunismo sus platas hacia donde le puedan rendir.
Tal vez Chilevisión puede ser una excepción, dado el carácter estratégico de poseer un canal de televisión. Lo mismo con Colo-Colo, que lo acerca al mundo "popular" y replica el modelo Macri-Berlusconi.
Pero más allá de eso no pasa. No tiene que lidiar con las dificultades de formar una empresa ni con el "problema" de los trabajadores.
Por eso me parece un descaro que se plantee como emprendedor, e incluso como alguien que comprende a los trabajadores.
Las experiencias que se conocen, de quienes trabajan en sus empresas y han tenido que lidiar con él, debiera hacer temer por ese millón de nuevos empleos.
Valga entonces esa aclaración que le tiró ME-O: "un millón de empleos no es un millón de esclavos".
¿Cuál será el costo de ese crecimiento y esos empleos prometidos?
Piñera no se enterará. Nunca lo ha hecho.
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