martes, febrero 16, 2010

El gesto de la semana/Anti Rock&Roll del momento: "Concierto vía celular"


Como todavía estoy re-enchufándome tras una semana de aislamiento desértico, estos días son una especie de "marcha blanca". Así que por el momento me excusaré de comentar sobre el "técnico e independiente" directorio que nombró Piñera, y la descarada campaña que ha desplegado El Mercurio a través de TODOS sus cuerpos y suplementos (además de sus diarios asociados) para instalar la idea de que el gabinete está compuesto por genios académicos y apolíticos.
Ya empezó la propaganda...

La cosa es que hoy volveré al sentido original que tuvo esta sección: hablar de las cosas que me molestan (para parafrasear al ilustre Vadich) de la vida cotidiana.

Dentro de las cosas en las que gasto plata relativamente contento, los conciertos ocupan de los primeros lugares. Digo relativamente, porque la forma en la que roban las productoras acá es vergonzosa: entradas muy caras (en algunas giras, las más caras del mundo), pifias de sonido impresentables (Faith No More y Metallica son las más recientes que se me ocurren) y ese invento segregador y segmentador de la cancha VIP, que le eleva los costos al fanatismo en vez de premiarlo.
Bueno, hay algo que por años me ha molestado en los conciertos pero que por alguna razón volvía a olvidarlo hasta el próximo concierto. Hasta ahora...

La gente que se pasa todo el concierto grabándolo con su celular.

Es de perogrullo constatar que estamos en una época donde la tecnología ha permitido que el registro y la publicación de lo registrado esté al alcance de todos. Que prácticamente cada celular tenga una cámara incorporada, permite lo primero. Internet en sus distintos sitios y aplicaciones permite lo segundo.
Como les decía en la columna anterior, creo que esto responde a un modelo de sociedad que se ha naturalizado e in-corporado en nosotros: la vigilancia permanente.

Ahora, sería un exceso de paranoia plantear que quien graba un concierto con su celular (y posteriormente sube a YouTube lo grabado, o simplemente lo guarda en su disco duro) está ejerciendo una vigilancia. No se trata de eso.
Se trata de cómo nos acostumbramos a fotografiar o grabar todo. Como naturalizamos ese acto, llegado el punto en que nos lamentamos cuando no tenemos una cámara para registrar algo que ocurre.

Hace unos 5 años, cuando ayudaba a un amigo a grabar un documental sobre la misión de ONU en Haití recuerdo haber sentido fuertemente esa especie de "inercia" de que había que grabarlo todo. Mi amigo, cineasta y con mucha más experiencia, me aconsejaba que era mucho más interesante grabar cómo periodistas y fotógrafos miraban y registraban Haití. Fijarse en qué (y cómo) se fijaban ellos.
Ese consejo cambió bastante mi perspectiva, pero más que nada evidenció el ansia "natural" a mediar todo por un lente. En medio de todo eso, también agradecí mucho los pocos momentos en los que nos movíamos por Haití (incluido el carnaval de Puerto Príncipe) sin llevar cámaras. No sólo significaba quitarse un peso (literal) de encima, sino que significaba darle espacio al azar y a la memoria que reconstruirá a su gusto esos acontecimientos. Significaba dejar de estar detrás del "encuadre", para participar del mismo.
Le debo una columna a Haití. Prometo saldar la deuda pronto.

Pero la idea es esa. Finalmente quien se pasa grabando el concierto está detrás del encuadre.

De partida, lo ve a través de la pantalla de su celular, interponiendo una interfaz digital en lo que podría ser su visión directa del evento.
Segundo, como la finalidad es grabar lo mejor posible, el ejército de camarógrafos telefónicos está prácticamente inmóvil (dentro de lo que se pueda) durante el evento. Esto hace imposible el saltar o bailar (según sea el caso), que debe ser de las cosas más naturales para un fanático que fue a ver una banda que disfruta mucho.
Tercero, el sentido de la experiencia es totalmente distinto. Pierde el carácter integral del espectador que ve, escucha y vacila el concierto, para focalizarse en tener la mejor imagen posible. En dicha tarea, de hecho, quienes están saltando y bailando pasan a ser los que ponen en peligro el obtener una buena grabación.

Ahora, todo esto es problema de ello/as y en rigor no debería porqué importarnos a los demás espectadores, más allá de tener una razón para el pelambre.
Excepto por un detalle: grabar un concierto implica que levantes tu brazo con un objeto a una altura que sobrepasa tu cabeza en unos 50 centímetros. Esto entorpece la visión de quienes se encuentran tras tuyo. Es, si se quiere, una versión reducida de quienes suben mujeres o niños a sus hombros. Sólo que multiplicado por la cantidad creciente de brazos de quienes prefieren tener un concierto grabado con pésimo audio y mala calidad de imagen, en vez de disfrutar la experiencia de estar ahí.

Por Favor, reAcciones

6 comentarios:

El Extranjero dijo...

Yo tampoco entiendo mucho la idea de ir a un concierto a grabarlo. Hay gente que lo hace hasta con cámaras semiprofesionales, y no saltan ni por si acaso. Yo igual he grabado algunos temas con mi celu, pero a la altura de mi cara y con la imagen toda corrida porque estoy saltando y disfrutando, sin mirar la pantallita que le quita toda la gracia. No creo que nunca los suba a youtube, son más para mostrar un poco el fervor del momento.
Igual es lamentable que habiendo grabaciones de los conciertos por las productoras, estas no se distribuyan (aún sigo buscando alguna de las 2 presentaciones de Cornell), mientras yo feliz con mi dvd de los 2 días de Pearl Jam.

Saludos.

Juan.

MEFISTO dijo...

Ese es un tema que creo que alguna vez lo conversé con unos amigo, alguna me fué patente que de primera llevar una cámara y grabar algunos temas era bueno para guardarlo de recuerdo, pero alfinal una gasta más tiempo en el encuadre que al final se aburre y se frusta,así que opté en el Concierto de Metallica tomar algunaz fotos y dejarme llevar por la marea humana (en cancha la cosa es vida o muerte), ayer veía los conciertos de los Guns y me daba cuenta que el público se dedicaba a ir, pasarlo bien, cantar, disfrutar de lo que se puede decir es "una experiencia religiosa" , sé que cada uno quiere atesorar un pedacito de la memoria, pero hasta los artistas están cansados de las grabaciones, un recuerdo que se me viene a la mente es a Chinoy haciendo morisquetas a los fans que se dedicaban a grabarlo desde la primera fila,tomar sus fotos y luego gritar, saltar, sudar y enloquecer...nada mejor...
Pd: Disfrute el concierot de BB KING yo lloraré lágrimas de sangre y allí esperaré de los que siempre se colocan la cámara antes del corazón...

Depende dijo...

Exacto. Quien se preocupa de la cámara simplemente se está borrando del momento.
Hasta ahora sólo en un concierto tomé fotografías [además de grabar 1 canción]; fue para Opeth y no me arrepiento.

Esa observación me la hizo alguien que recién conocía en 3ero medio. Yo lamentaba no tener alguna cámara en el observatorio La Silla. Desde ahí que sé que los momentos es mejor vivirlos que guardarlos.

Sldos

Anónimo dijo...

Totalmente fuera de tema, pero una recomendación de película, ya que al parecer, tienes un gusto por el cine...no se si la has visto, pero de todas maneras dejo el nombre: El Viento que mece la pradera, en inglés, The wind that shakes the barley, ganadora del festival de Cannes 2006.

locadepatio

Juan Emar dijo...

Juan: agradezco su ejemplar testimonio. Y sí, tiene toda la razón: yo también me pregunto que sucede con las grabaciones de los conciertos. ¿Terminarán almacenadas para no ser vistas por nadie en nombre de los derechos de autor?
Saludos

MEFISTO: estamos de acuerdo, aunque tengo sólo una salvedad. Grabar, en rigor, no es atesorar un pedacito de la memoria, sino justamente impedir que sea la memoria (y el olvido como fuerza activa) la que opere.
Gracias. Intentaré disfrutarlo al máximo. En todo caso, antes de eso, el viernes es Stickmen y tengo hartas expectativas.
Saludos

Depende: afortunado usted de haber tenido tamaño consejo/observación en tercero medio.
Saludos

Locadepatio: gracias por la recomendación. La vi el año pasado o el antepasado (no me acuerdo). Me gustó mucho. Intentaré escribir algo a partir de ella en algún momento.
Saludos

Cristian dijo...

Yo soy un convencido de que muchas personas graban y fotografían los conciertos sólo para después mostrar que ellos estuvieron ahí y recibir comentarios en sus publicaciones (de facebook, por ejemplo).