viernes, agosto 20, 2010

Cambio de Gobierno IV: Epílogo

Igual es agradable saber que, en el fondo, uno ya no trabaja para él.

Seguramente parecerá algo egoísta y trivial escribir esta columna con plena tragedia minera ocupando gran parte de la agenda mediática. Pero creo que ya han escrito mucho (y mucho mejor de lo que yo podría hacer) sobre las distintas aristas del tema.
Con todo, me quedo con la idea de que este conteo de los días y los metros avanzados a ciegas me generan el mismo efecto que la Teletón: el alcanzar la meta, la esperanza transformada en hecho televisivo, el trasnoche y la autocomplaciente supuesta solidaridad que nos caracteriza. Además, la grosera politización del tema es absurda (y no hay nada peor que una figura política pidiendo que "no se saquen dividendos políticos").
Hace una semana comentaba que faltaba poco para que fueran a instalar ahí la bandera del terremoto-tsunami (como seguramente será protagonista en los festejos bicentenarios), lástima que no le dejé por escrito...
Que ministro y presidente se junten con los familiares primero (sin la prensa) y luego declaren en las cámaras no me deja de llamar la atención.
Que se repartan la culpa entre Sernageomin y Dirección del Trabajo (dos entidades estatales que nunca han dado abasto para fiscalizar todo lo que debieran fiscalizar) sobre quién debería haber clausurado la mina, me deja con un sabor muy amargo: aquí se da por supuesto que las empresas en su afán lucrativo no tienen contemplaciones. Hay que fiscalizarlas. Y aceptamos este psicopático modo de actuar como si fuera natural, apuntando -primero que todo- a la entidad que dejó libre al monstruo. No al monstruo en sí. Esa mina fue re-abierta sólo porque hubo quienes querían seguir explotándola. Pese a todo lo que motivó a cerrarla.
En fin, no quiero hacer publicidad engañosa, así que lo dejo hasta acá. Eso sí, les recomiendo esta columna que me interpretó mucho.

Volvamos a la serie que titula esta columna.
Les había contado en el capítulo anterior que ya habían llegado los asesores. Pues bien, el lunes de la semana pasada, uno de ellos (lo llamaremos asesor R) llegó al departamento de estudios a contarnos que quería entrevistarse con cada uno de nosotros para conocernos, saber lo que hacíamos, etc. y que no iba tomar más de media hora. Nos agendó a todos los que estábamos ahí y se fue despidiéndose con la amabilidad que lo caracteriza.
Nos quedamos conversando por que todos sabíamos lo que eso significaba: esta práctica, extendida con mayor o menor rapidez en todos los servicios públicos, busca encontrar tareas duplicadas, funciones dispensables y operadores políticos. Después de esta evaluación SIEMPRE hay despidos. Ha sucedido en todas partes y es entendible. Lo que irrita es que traten de convencerte de que no será así. Al ser un equipo pequeño el nuestro, hicimos una pequeña reunión para que en el discurso tuviéramos claramente delimitadas nuestras funciones. Esto, porque al ser pocos para la cantidad de trabajo, nos apoyamos mutuamente y en más de una ocasión nos toca hacer cosas que le "corresponden" a otro. La idea es que eso no pareciera una "duplicidad", pues responde justamente a lo contrario: no damos abasto.
Mi turno era el martes a las 10:30. R, Ingeniero (no sé si civil o comercial) de la PUC, menor que yo, justo le abría la puerta a mi compañero de la entrevista anterior.

Me hace pasar, nuevamente muy amable, y parte por aclararme que no se va a despedir a nadie, que la gente anda tan nerviosa, que esto es sólo para conocer bien quienes somos y lo que hacemos... no lo dejé terminar con el discursito. Le dije: "Mira, probablemente tú ya sabes que yo renuncié y que esta es mi última semana aquí. Y yo ya sé exactamente lo que tú estás haciendo. Así que no es necesario que me digas esto y preferiría que hablármos de forma directa".
Esta franqueza y frontalidad lo descolocó un poco, pero no lo incomodó. Al contrario, se sintió bastante en confianza y partió por aclararme que sabía que alguien del departamento había renunciado pero no sabía quién y que por qué lo había hecho.
Le aclaré que mis razones eran principalmente académicas. Que la cantidad de trabajo que teníamos (muchas veces me llevé a la casa y muchas veces trabajé fines de semana) me impedían terminar la tesis que había comenzado, con temática y datos propios de mis funciones ahí. Que no quería postergar más esto y que prefería dedicarme a ella en lo que queda del año.
Le aclaré también (frente a una pregunta de él que no era lo suficientemente directa, pero apuntaba a eso) que no me iba por razones políticas. Que sería hipócrita de mi parte decirlo así, porque si ese fuera el motivo, ya me habría ido en marzo. Además que tampoco llegué por razones políticas. Le dije también, que seguramente por mi perfil (tiene mi CV) él probablemente se imaginaba ya que yo no simpatizaba con este gobierno, así como tampoco lo hacía con el anterior, porque mi interés por trabajar ahí iba más allá de eso. Ahí fue cuando me preguntó si este era mi primer trabajo y le dije que no, que antes estaba en una consultora de comunicación estratégica y que me sedujo de la posibilidad de trabajar en el Estado el hecho de que el conocimiento que pudiera producir tuviera una utilidad mayor que la biblioteca del dueño de una empresa. Que sirviera para el país, admitiendo que hay mucho de ego en eso también.
Este fue el momento clave de mi conversación con R, pese a que la dinámica se supone que iba a ser semejante a una entrevista de trabajo. El momento de la empatía. R me confesó que a él le había pasado algo semejante. Él estaba trabajando en una de las grandes empresas de Chile, pero sintió que era su deber hacer algo por el país. Estar en el servicio público.

De ahí en adelante la conversación giró en torno al tema de mi tesis (le interesó) y a que él también había hecho algo relacionado con el tema junto al asesor A para presentarlo en La Moneda. Le pedí esos datos y me dijo que nos juntáramos el jueves. Me tomé la libertad de decirle(s) que si la gente andaba nerviosa y con los rumores que venían despidos, la responsabilidad era del mal manejo comunicacional que han tenido desde el cambio de gobierno. Le dije que lo que más molestaba era sentir que uno lo estaban tomando por tonto. Que de nada servía que la número 2 nos juntara a todos los funcionarios en el salón para explicarnos que las palabras del ministro Kast en el diario (donde nos utilizó 10 días seguidos como ejemplo de "burocracia" estatal, a pito del aumento de la pobreza según la última CASEN) donde se hablaba de una "cirugía mayor", no significaban que se fuera a despedir a nadie durante este año, aunque sí se venían cambios para la institución; si es que ese mismo día, horas más tarde, el diario vespertino publicaba una entrevista al número 1 donde se hablaba de "reducción" del servicio y "reformulación". En dicho reportaje se hablaba derechamente de despidos e incluso de cifras.

Son esas mentiras las que irritan y esas incongruencias las que hacen que varios se pongan nerviosos "¿Cómo creerles?", le dije a R. El tiempo de esta entrevista se estaba acabando y rápidamente me preguntó por mis funciones, para terminar diciéndome que lamentaba mi renuncia. "La idea no es que se nos vaya la gente buena". Pese a que agradecí sus palabras, no creo que tenga muchos fundamentos -más allá de la impresión (o prejuicios)- para juzgar mis méritos profesionales.

El jueves le escribí para cobrarle a R los datos que me había prometido. Me citó a una reunión en la tarde en la oficina de A. Traté de replicarle brevemente a A la conversación que había tenido con R antes de que éste llegara. Le hablé de las razones de mi renuncia y del tema de mi tesis.
A tiene un perfil similar a R. También es Ingeniero (tampoco sé si Civil o Comercial) de la PUC, también debe tener 26 ó 27 años, también rechazó una buena pega en una gran empresa privada para venirse al sector público. Tampoco es militante. Ambos dan la impresión de ser idealistas, de haber estado cansados de la decadencia de la Concertación, de comprarse el lenguaje tecnocrático de la "eficiencia", de tener hartos profes y compañeros trabajando en el gobierno actual, y de todavía no tener la maldad suficiente del maquiavelismo político.

Me mostraron los datos que llevaron a La Moneda.
Eran, realmente, una presentación en Power Point. A este gobierno parecen gustarle mucho y no extraña que en general sea el modo en que se comunican en público: como si estuvieran en campaña. Frases simples, fáciles de recordar, un par de cifras que impacten, y repetir las ideas importantes.

La reunión con A y R duró como una hora. Entremedio A me dio su opinión sobre el voto de chilenos en el extranjero. La ejemplificaba con la metáfora del hijo que se va de casa y todavía quiere seguir opinando sobre las cortinas que se pondrán en la casa de sus padres. Le dije que si bien entendía esa posición, que lo que hacía un país iba más allá de la política interna. Que a un chileno viviendo en el exterior le puede afectar, por ejemplo, que Chile le declare la guerra al país donde está viviendo.
Por otro lado, uno nunca deja de ser chileno y eso te lo "cobran" donde estés. Les cité como ejemplo a un amigo que lo molestaban en Uruguay por lo atrasados que estábamos con nuestros temas valóricos y el derecho que como chileno podría tener de manifestarse sobre dichas decisiones políticas. Les hablé del arraigo y de que, por último, sería estratégico para el país el vincular a compatriotas que se han formado en el extranjero. Algo de sentido le hicieron mis argumentos. Pese a que tenían clara mi posición política, A -que claramente está más empoderado- me ofreció volver a la institución cuando terminara la tesis. "No queremos perder a la gente buena", repitió.
Me sorprendió la oferta, la actitud y la tolerancia. Tengo que decirlo.
Les agradecí la oferta, no contemplaba tener la posibilidad, y en el incierto panorama laboral que ha dejado este cambio de gobierno para los cientistas sociales, se agradece tener al menos la posibilidad de volver a trabajar con un equipo que ya conozco y en el cual confío.
"Más vale diablo conocido que príncipe por conocer", dice el refrán.

No es muy probable que vuelva. Pese a que es una comodidad tener esa posibilidad, cada minuta filtrada, virgen en la Junji, e incluso las recientes declaraciones de nuestra 2 llamando a la abstinencia y la pareja única, me dan una vergüenza que hoy por hoy me acomoda mucho más llamarla "ajena".

Por Favor, reAcciones

P.S.: Esta nueva situación lejos de la sobreexigencia laboral en la que estaba, me permitirá retomar mi dilatado compromiso de escribir al menos una columna semanal. Les agradezco su paciencia.

4 comentarios:

MEFISTO dijo...

Extraño que el épilogo termine con usted fuera del ambito público.
Hoy con paro de ANEF incluido me recordaba de los honorarios entre medio de la nada, igual va una a marchar,auque sea simbólico,aunque produzca más que los de planta y siempre tenga esa secreta esperanza de cambiar algo desde la gran madre maquinaria estatal, veremos que pasa estimado.
saludos

la poderosa muerte dijo...

Felicitaciones. No más que eso. Y aprovecho de dar una información. Se está discutiendo en el congreso sacar una ley para acusar y procesar por injurias a web masters, blogeros, etc. Así que atentos al charqui, que la cosa se está poniendo grave, aun mas grave.

Yo pensaba que la derecha en el gobierno no iba mas que cambiar la estetica administrativa, mas ahora vemos a ministro y presidente entregando la suerte del país a Dios, virgenes en porticos de instituciones supuestamente laicas (por constitución), a curas metiendo más y mas la cuchara, censura, mucha censura, y represión, aún más represión.

Las afirmaciones de Hinzpeter (como se escriba) de que no hay libertad sin seguridad, por lo menos para mi, es alarmante; dice sin tapujos, que la solución a los conflictos sociales se hara a través de la fuerza, el derecho penal, la marginación. Al igual que gringolandia, las carceles en chile tienen justificación idiológica para ser instituciones de gestión de conflictos sociales.

La aplicación de la ley antiterrorista a las cmunidades mapuches, a los ocupas etc. actualiza el dicho anarquista: todo preso es un preso político.

Esto da asco...

Saludos

Maga dijo...

Siempre he admirado tu parsimonia al momento de discutir, la forma de emplear tus argumentos; aunque, claro, no serían nada sin la convicción tras ellos. Es que eso me pasa, soy algo intolerante con ciertas ideas, aunque estén tras gente amable y buena onda, como a quienes describes por aquí. De todas maneras, felicitaciones también por cómo resultaron las cosas.

Echaré de menos las crónicas del cambio de gobierno.

¡Saludos!

Juan Emar dijo...

MEFISTO: mi estimada, disculpe mi poca perspicacia, pero ¿por qué le parece extraño?
Y sí, me identifican sus palabras. Yo también iba a las marchas, siendo que no conquistaría ningún derecho que me beneficiara directamante. Hablando de honorarios y contratas, parece que noviembre será el mes de la "limpieza a fondo".
Saludos

la poderosa muerte (seudónimo): pone usted una batería de temas que ameritan asco y preocupación (como bien dijo). Afortunadamente esa ley mordaza se vino abajo. Al parecer el matonaje vía mail dio resultado.
El sincretismo del invocar a Dios y milagros por un lado, y la racionalidad y la eficiencia por el otro es bastante patético. Personalmente me incomoda mucho.
Y el exceso de represión es un tema que por suerte ya a alcanzado a la prensa. Pero no deja de ser preocupante el cómo se ha sentido esa impronta desde el ministerio del Interior.
No puedo estar más de acuerdo con la actualización que usted refiere al final. Sin ir más lejos, es una aplicación política (el juzgar con dichas leyes fue una decisión de gobierno)
Saludos

Maga: muchas gracias por sus palabras. Pero no se engañe, creame que muchas veces me dan ganas de ponerme violento...
Saludos