domingo, octubre 03, 2010

El gesto de la semana: Forma y Fondo

Era que no: al rato ya habían "emprendedores" vendiendo estas poleras a 9 lucas

En el afán de muchos canales de televisión por no hablar de la huelga de hambre mapuche ni de las tomas de terreno en Rapa Nui, cayeron en otra de las insulsas modas de Internet (como si fuera una exigencia transformar en noticia cada tontera que se reproduzca viralmente por la red) mostrando extractos del video de un joven ingeniero ebrio, que hacía su pataleta porque no le vendían una hamburguesa a las 8 de la mañana.

Cual coro uniforme, y sin saber muy bien cómo tratar la "noticia", se aferraron a la idea de que el reclamo era atendible en su fondo, pero no en su forma.
En pocas palabras, que se estaba frente a un caso de publicidad engañosa, pero que el escándalo y los insultos estaban demás.

No recuerdo el momento de mi vida en que dejé de ir a McDonald's.
Básicamente porque no fue tanto el producto de una decisión política o algo por el estilo. Supongo que nunca me gustó mucho y tiempo después llegó un punto en que simplemente me fue imposible volver a comer ahí.
Tal vez en eso sí hay una decisión más ligada a los simbolismos de la cadena del payaso, más que con la comida rápida en general...

La comida es mala, aunque relativamente barata. Sin embargo, si es por publicidad engañosa, podríamos partir por esas sugerentes imágenes de los afiches que poco tienen que ver con el producto que se consume.
Las condiciones laborales son un asco. Pese a que las presiones sobre sus trabajadores lograron situarla el año 2008 en el lugar 28 de las mejores empresas para trabajar en Chile, ranking en el que ya no figuran (parece que están midiendo algo más en serio).

Sebastián Gálvez tenía razón para reclamar. En ninguna parte de la publicidad queda en claro que hay restricciones de horario.
Sin embargo, McDonald's se limitó a publicar un comunicado charcha diciendo que en algún lugar de la lista de precios está publicada la hora en que se sirven hamburguesas.
El Sernac de Piñera se limitó a dar una declaración bastante tibia, sin cursar multas o instruir a la empresa en su ilegalidad.
Y Gálvez, luego de ser detenido por desórdenes, quedó con orden judicial de no entrar a dicho local por un año. Le hacen un favor, en todo caso.

Pero ¿es posible, como pretende la prensa, separar la forma del fondo?

Ya a comienzos del siglo XVIII George Berkeley y David Hume (algo después) advertían de que el ser humano no puede distinguir forma de fondo en la realidad, que nuestros sentidos captan lo que nos rodea como un todo y que es nuestra mente la que divide cualidades y categorías, las que no pueden percibirse por sí solas.

En este caso no es muy distinto. Y lo cierto es que este nuevo engaño de McDonald's probablemente no estaría al alcance de todos si no fuera por la forma en que se hizo. Fue esa salida de madre, esos gritos, ese golpear la mesa lo que hizo que un voyeurista decidiera grabarlo con su celular y subirlo a Internet. Y es lo desquiciado de la forma lo que hizo que se masificara al punto que la prensa decidió sumarse a la amplificación de la anécdota.

Los periodistas, incapaces de hacer una mirada de segundo orden, obvian esto pretendiendo separar forma de fondo, como si fuera posible.
Como si no fuera necesario que alguien esté indignado para poder cubrir un abuso o un engaño.

Con todo, este "problema" es una estupidez. Probablemente se resuelva agregando los horarios a los afiches. Lo vergonzoso es que pretenda marcar una pauta noticiosa en medio de reclamos que son bastante más desesperados y basados en injusticias mucho más dañinas.

Por Favor, reAcciones

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Juan

¿Existe, en tu parecer, alguna empresa mediana o grande, digna de su aprecio?
Al parecer toda empresa que gane algo de plata pasa a la lista de seres despreciables.
Si obervamos el blog, vemos un desprecio por Mcdonalds, Supermercados, Copesa, Suez, AES Gener....luego vienen las otras inistituciones (Transantiago, Chilecompra, Iglesia, SADP, UDI, etc).....entiendo que el título del blog lo explica ("Estoy harto.."), pero sería interesante entender el porqué de tanto enojo con prácticamente todas las instituciones.
Quizas los únicos que puedan ser dignos de tu apoyo sean los desamparados y excluidos. Pero, para defensa del resto, es bueno reconocer que todos los despreciados son instituciones que , al menos, tratan de desempeñar una labor en la sociedad que redunda en algún beneficio social. El McDonalds, al menos, da trabajo a bastante gente....el Transantiago, al menos, transporta a mucha gente.

En suma, quería preguntar por el fundamento de tanto encono y desagrado.

Suerte
Arturo B.

Juan Emar dijo...

Estimado Arturo B.: antes que todo, le agradezco su abnegada lectura de este chabacano espacio virtual. Tengo la certeza que para muchos es una experiencia nada de agradable.

Intentaré responder su pregunta, pero le advierto que a mi parecer gran parte de la respuesta está contenida en la formulación que usted hace, por lo que si sueno redundante, no se lo tome a mal.

Lo primero que considero necesario despejar es que en realidad usted está haciendo dos preguntas y no una solamente. A saber:

1) Si es que existen empresas -aunque luego usted se pasa al concepto "instituciones", mucho más amplio- dignas de mi aprecio.

2) El fundamento del enojo y el encono.

Partiré por la primera.
Creo, con mucho respeto, que usted hace una lectura reduccionista del contenido de las columnas aludidas. Si nos ponemos en el caso de la presente columna, usted notará que el punto de ésta no es tanto criticar a McDonald's, como hacer ver el miope trato que la prensa le ha dado al problema de forma-fondo del alegato del cuarto de libra. Evidentemente no es ninguna sorpresa que no me agrada McDonald's, pero no hay ningún juicio que emita sobre la empresa que pueda considerarse difamatorio: la comida es dañina, han tenido sumarios sanitarios, han tenido problemas por las condiciones laborales, y hay trabajadores que denunciaron presiones para aparecer en el listado 2008 de las mejores empresas para trabajar. Nada de eso lo he inventado, está disponible en Internet y las instituciones respectivas para sus ojos. Lo mismo con cada una de las empresas que cita (y las que no cita también): son casos y hechos concretos los que motivan alguna columna. En ese sentido, yo creo no caer en los esencialismos que usted tiene frente a estas corporaciones. Dichos esencialismos tienden a dejarse ver cerca de las palabras "toda", "ninguna", "siempre" y "nunca".
Acorde a eso, necesito decir en mi defensa que es falso que TODA empresa que gane algo de plata pase a la lista de despreciables. Creo que ahí usted está siendo injusto conmigo y utilizando el estereotipo que algunos derechistas difunden sobre quienes serían "antiempresa". En todo caso, ignoro si usted es o no derechista. Me parece irrelevante para la discusión.
Asimismo, tampoco creo que haya un enojo con TODAS las instituciones (aunque hay algunas que usted nombra que yo no las calificaría como tales).

Y por último, discrepo que "TODOS los despreciados son instituciones que, al menos, tratan de desempeñar una labor en la sociedad que redunda en algún beneficio social".
Discrepo por dos motivos principalmente.

Primero, por una cuestión de conceptos. Lo que usted (y muchos economistas) llama "beneficio social" me parece un abuso del lenguaje. Creo que basta con que la gente en cuestión no se sienta beneficiada para descartar el concepto y pensar que si bien puede haber beneficios implicados en el actuar de las empresas, estos no son "sociales". Si los trabajadores sienten vulnerados sus derechos, sus condiciones de trabajo son malas y duran menos de un año en promedio, dudo del real beneficio social.
Con respecto al transantiago, creo que el fondo de dicha columna no fue criticar tanto el sistema en sí, como utilizarlo como un "analizador" de otros aspectos. Jamás he pretendido que deje de existir ni nada por el estilo. Al contrario, me parece que es una excelente idea. Si usted vio otra cosa en la columna, me temo que leyó algo distinto a lo que escribí.
Con Chilecompra, se trataba de ver el otro lado del sistema, por donde falla en su cometido. No se trata de un desprecio, se trata de una crítica fundada y con conocimiento de primera mano. Dejo las explicaciones hasta acá. No quiero aburrirlo más y siento que le estoy diciendo cosas que se pueden leer en las mismas columnas.

Juan Emar dijo...

Lo segundo, es que cada vez que he criticado a una institución o una empresa (tomemos el caso de las declaraciones de la Iglesia sobre el matrimonio homosexual), lo hice por casos concretos. No por lo que serían en su "esencia" ni juzgando si acaso tienen o no buenas intenciones.
Aquí yo no tengo ideologías para ocultar: no creo que las empresas quieran desempeñar labores en la sociedad. Creo que su objetivo es crecer y ganar más que el año anterior. Creo que la mayoría de las veces, si una empresa está en una disyuntiva entre hacer un negocio que pueda generar alguna externalidad y no hacerlo (para no dañar a la sociedad o al planeta), tomarán la primera opción. Si no, tienden a desaparecer entre los tiburones.
Con respecto a las instituciones es algo más complejo. Porque estamos hablando de poder, legitimidad, regulaciones y burocracias. No es tan simple como decir que las instituciones sólo buscan poder o sólo buscan regular. Sobre todo por la diversidad que usted enumeró. En cualquier caso, creo que la lógica de las instituciones es más bien interna, vale decir, abogan más por la propia supervivencia que por llevar a cabo algún valor.
Ahora, contestando su pregunta. Sí, existen empresas e instituciones dignas de mi aprecio. Y las he nombrado en algunas de mis columnas.
Sin embargo, usted tiene parte de la respuesta en su pregunta: efectivamente este es un blog cuyo "giro" está en lo que arbitrariamente me molesta.
Lo que nos lleva a su segunda pregunta: ¿Cuál es el fundamento de tanto encono y desagrado?

No sé si pueda respondérsela. Tampoco me queda tan claro si efectivamente usted quiere saber la respuesta o solamente emitir un juicio sobre lo que cree haber leído aquí.
Me cuesta trabajo poder explicar con palabras por qué me molesta lo que me molesta, así como explicar por qué me gusta lo que me gusta.
Podría tomar la caricatura que usted dice de los "desamparados y los excluidos", y decirle que lo que me molesta es todo aquello que cause desamparo y exclusión. Pero sería tan vacío como decirle que prefiero el chocolate amargo porque considero hostigoso el dulce: en el fondo, no le estoy diciendo por qué me gusta el amargo, como tampoco le estoy diciendo por qué prefiero fijarme en los daños que generan empresas e instituciones y no en sus "benificios sociales". En ese sentido, no le estoy dando cuenta de un "fundamento" en sentido racional.

Pero no crea que estoy evitando el bulto, recientemente se difundió el descubrimiento de que las creencias políticas están determinadas genéticamente, por lo que parece que estamos condenados de antes que nazcamos. Puede leerlo aquí http://pacotraver.wordpress.com/2010/09/01/neurociencia-de-las-creencias-politicas/

Mis saludos

Anónimo dijo...

Estimado.

Es interesante lo extendida que es la explicación que hacer sobre lo que pregunté.
No se si sea el caso, pero la duda que solo quería resolver era si el blog es antisistémico nada mas, o busca proponer una salida o camino personal al "estoy harto". Nada mas.

Respecto a las respuestas, propiamente tal, hay una base antropológica que explica mucho.
Si estuvieramos en un mundo donde no hay instituciones, etc; o sea, supongamos una prehistoria. Solo hay personas, sin ningún bien. Si a uno de ellos se le ocurre empezar a hacer taparrabos, y a proveer con eso a sus congeneres, obviamente se vuelve el mas rico del lugar.
¿Está generando un beneficio social o no?. El tipo, seguramente, no tiene eso en la cabeza; simplemente sabe como hacer la prenda, y además ve interés del resto por este. El resto, ¿como lo vee a el?. Seguramente, en un incio, como un creativo positivo; pero, cuando quieren el producto, y no lo pueden pagar, lo miran como un maldito capitalista; mas aún, conforme veen que el sigue progresando y ellos no, lo empiezan a detestar; empezarán a opinar que el producto es malo, que se está aprovechando, etc. Y finalmente, mas de alguno terminará agrediéndolo y robándole.

Esa simple caricatura gráfica el hecho de que la gente que se escapa a la media es percibido como negativo; y más aún, en el caso de las empresas ya establecidas, el grupo social no vivió, al menos, la parte inicial cuando se le valoraba la creatividad y emprendimiento. Ahora solo es una empresa, que abusa de la gente al cobrarles; y si tiene utilidades, es un demonio. Y, si además genera externalidades negativas, ya es intolerable y digna de ser golpeada en el suelo.

Finalmente, sucede que el árbitro, papá, estado o como se le quiera llamar, es el bueno de la película. Es quien le atajará al empresario criminal, y lo castigará, favoreciendo a la masa desamparada.

Las empresas no quieren desempeñar una labor en la sociedad; pero SI lo hacen. Y generan elementos positivos, como negativos. Pero, visto desde esa perspectiva, las personas, por si mismas, generan solo elementos negativos socialmente, por el mero hecho de vivir (contaminan, gastan, se desplazan, se deben calefaccionar, etc). El punto es que, para que la vida funcione (y una sociedad también), DEBEN generarse externalidades negativas: si alguien quiere hacer sus necesidades biológicas, en algún lado debe dejar su deposición...ese microsector se verá afectado negativamente. ¿se le exige a la gente separar sus deposiciones en los elementos que pueden servir como abono, de aquellos ácidos que deteriorarán el ecosistema de lugar donde quedarán finalmente?

Por lo tanto mi pregunta iba sobre si tu visión del "estar harto" es sobre las instituciones en general ("antisistémico"), o si hay un racional que permita entender porqué se ve que, prácticamente todas las instituciones aludidas son repudiables.

Saludos
Arturo B.

Juan Emar dijo...

Estimado Arturo:

Estoy empezando a confirmar la sospecha de que mi respuesta difícilmente le será satisfactoria. Principalmente porque la caricatura que usted narra (que aunque sea una caricatura, para usted es básica en su cosmovisión) está dirigida a discutir con una persona que no soy yo. Más que una persona, un arquetipo. Un cliché, si usted quiere.
La "base antropológica" que usted describe carece del rigor histórico y científico para ser considerada como tal. Se asemeja mucho más a una fábula que a una descripción del porqué los emprendedores padecen desprecio. Usted parece argumentar que siempre ha habido mercado, obviando su origen histórico, las culturas que no lo tienen, las culturas que se basaban en el intercambio más que la acumulación, y obviando la acumulación originaria.
Luego cae nuevamente en el esencialismo de que TODA actividad humana genera externalidades y eso no es así. No al menos como yo entiendo el concepto de externalidad. Si tomamos su ejemplo de las deposiciones, la externalidad no es el solo hecho de que existan. La externalidad sería si yo las hiciera en la casa de mi vecino sin preguntarle y sin compensarlo por eso.
Las externalidades productivas son perfectamente evitables, pero son caras. Y ese es el problema. Cuando hay costos que no se incorporan porque no están debidamente regulados o porque quienes los padecen no tienen el poder suficiente.
Tampoco me afirmo de "papá estado", como usted lo llama (lo que me confirma la idea que usted discute contra sus propios prejuicios y no conmigo). Creo que un Estado todopoderoso puede ser tan nocivo y opresor como un neoliberalismo absoluto. Son dos males que se equilibran. Y lamentablemente se requiere de alguna entidad que le ponga atajo al cortoplacismo destructivo que le es inherente a muchas corporaciones. En todo caso, creo que el Estado es mucho más servil a las empresas que opositor a ellas.

No tengo problemas con la creatividad y el emprendimiento. Al contrario, mi rabia es contra la mediocridad, el camino fácil, el engaño, el abuso y la "pillería" que observo en algunos casos.

Ya le he contestado: no son ni todas las instituciones ni todas las empresas.
No sé si soy o no un antisitémico. Hay muchos "sistemas" que me generan dudas, como la democracia representativa, el libre mercado o la misma teoría de sistemas. Pero es seguro que no vivo como un antisistémico y que no estoy dispuesto a luchar violentamente como lo hacen muchos que se rotulan de esa forma.
Tal vez para usted sí lo sea...

También le he contestado: no puedo explicarle en términos racionales por qué prefiero escribir de lo que repudio más que de lo que admiro. Soy un amargado, si usted quiere.
Pero usted, estimado Arturo, intente no ser tan reduccionista: lo que escribo aquí está lejos, muy lejos de ser el TODO (de mis opiniones, de mis gustos, de mis disgustos, etc.).

Saludos

Anónimo dijo...

Estimado

Las caricaturas sirven para fijarnos exclusivamente en los detalles que queremos exaltar. En este caso, centrarnos en la empresa como generadora de externalidades y de su impacto social (por eso la "base antropológica"; usé ese concepto para graficar una situación (creación de una empresa) desde un punto de vista lo mas básico posible; mis disculpas si parece muy poco elaborado).

Cuando dices que la externalidad no existe si es que hay una compensación, es también una arbitrariedad. Además, la determinación de esa compensación es, en si, arbitraria. Cuando una termoeléctrica dice compensar a los pescadores por calentar el agua y matar peces ¿cual es el monto de esa compensación? ¿todo lo que pidan los pescadores? Sabemos que siempre será un monto que no compensa solamente, sino que buscarán un beneficio. ¿como se calcula? Esa siempre es la cuestión con las externalidades.

Sin ser apólogo del McDonalds, seguramente ellos sienten que el dar trabajo, pagar un sueldo, capacitar, etc, es un beneficio social. Uno siempre puede pensar que podrían pagar el doble mejor; eso es motivo de varias discusiones, pero ¿es el ejemplo de la maldad de una empresa?

No quisera ser reduccionista, porque siempre puedo dejar sensibilidades heridas por ello; la tuya, por cierto. Pero lo que quería era explicarme el porqué los blogs que publicas me dejan esa sensación de que todo está malo, y que son todos malos. Tu última frase ("no puedo explicarle...") quizas lo describe; pero, lo que es mi crítica positiva, de alguien que se observa sabe escribir muy bien y que tiene una capacidad de observación social tan fuerte, es esperable que tenga una posición mas clarificadora que permita entender, a quienes leemos estas cosas, sobre a donde apuntan las críticas.

Saludos,
Arturo B.

Juan Emar dijo...

Estimado Arturo: parece inevitable caer en los caprichos metonímicos del lenguaje, quizás la causa de la mayor parte de las discusiones: no estar refiriéndose a lo mismo.

Con respecto a la "base antropológica", por ejemplo, usted se está refiriendo a algo que no se adhiere al concepto. No se trata si acaso fue o no poco elaborado, se trata de que hay poco de "antropológico" en sí mismo. Como le decía, es más que nada una fábula. Además que el uso que usted le da es más propio de la fábula que de la antropología.

Sobre la externalidad me temo que me malinterpreta y toma una parte por el todo (tipo de metonimia): no he dicho que la externalidad pase porque exista una compensación. Como yo la entiendo, es el costo de un proceso productivo o transacción que afecta directamente a un tercero sin que sea parte activa del proceso o la transacción. En otras palabras, que no se le pregunte. Que el tercero sea considerado se simboliza en darle algo a cambio. Por eso dije "sin preguntarle y sin darle algo a cambio por eso". Habiendo dejado en claro eso, no me queda más que sumarme a su opinión que calcular la compensación es siempre un problema (no por eso hay que eludirlo). En todo caso, si bien creo que la arbitrariedad está en la base de todo nuestro conocimiento y del lenguaje, esa definición de externalidad que le acabo de aclarar no la inventé yo.

Sobre McDonald's y su no-apología, sólo le puedo decir que yo no tengo esa seguridad que usted profesa. En general McDonald's como muchas otras corporaciones no tienen una inclinación a padecer ningún tipo de sentimientos por las personas y por el entorno. Si lo tuvieran y fuera "natural" a ellas, no existirían las asesorías en RSE, concepto que lleva poco tiempo intentando ser asimilado.
Ahora, que la empresa sienta que da trabajo, paga sueldos y le hace un bien a la sociedad es tan ideológico como pensar que MacDonald's quita trabajo, explota y otorga condiciones precarias que hacen huir a sus trabajadores lo antes posible. En todo caso, los problemas laborales de McDonald's no son exclusivos a nuestro país: es un modelo extendido.
Y entre ambas ideologías no necesito decirle de cuál me siento más cercano.
Aunque no puedo explicarle por qué me siento más cercano a una que a otra. O por qué una me hace más sentido que otra, o me gusta más que la otra, o la siento más real que la otra.
Lo que me lleva a su último párrafo.

Me parece que entender hacia donde van mis críticas y las razones que me llevan a tener una determinada opinión son campos heterogéneos. Creo que es bastante claro hacia a donde apuntan y sus fundamentos. Pero puedo equivocarme. Sin embargo, esto no quiere decir que necesariamente haya un proyecto político acabado tras ellas, un "programa de gobierno" podríamos decir. En cualquier caso, si se da la lata de leer más encontrará columnas con algunas propuestas (tienen una etiqueta).
Ahora, le insisto que la explicación de mis opiniones o creencias políticas requieren mucho más de un análisis genético y psicológico que de una construcción racional que le pueda dar yo mismo. Entenderá que este no es un espacio posible para dilucidar la causa de mi encono.
Insisto en el ejemplo: ¿Por qué me gusta el chocolate amargo? No lo sé, pero me gusta. Puedo describirlo y compararlo con otros, pero no sé por qué me gusta y no prefiero otro en su lugar. ¿Me entiende a lo que voy? Si pudiera responderle a esa pregunta, terminaría cayendo en esencialismos peligrosos del tipo "el chocolate amargo es MEJOR que el chocolate dulce, por eso me gusta". No necesito recordarle las consecuencias que ha tenido en el mundo el pensamiento de que las ideas políticas propias son mejores, superiores, racionales, óptimas o las correctas.
En cualquier caso, no hay sensibilidades heridas. Sólo le planteaba la necesidad de superar el reduccionismo para poder dialogar fructíferamente.

Yo sabía que usted no iba a quedar satisfecho...

Mis saludos

Maga dijo...

Arturo B., no sólo te falta mejorar la elaboración de ideas que, supuestamente, tienen bases antropológicas (ay, dios), sino también comprensión de lectura (lea de nuevo lo de externalidades según el autor del post luego, lo que según usted, él dice, por ejemplo)

Rayas en la histeria al reclamar: "¡por qué dices que todo está mal!". Es opinión, idiota, OPINIÓN. No estamos aquí para hacer relaciones públicas. De todas formas ‘Juan Emar’ lo explicó muy bien una y otra vez e insistes: "crees que todo está mal" y "¡no soy reduccionista!", por favor...

Ni hablar de la necesidad de espacios para compartir real información que, por estos días, bastante escasea en medios tradicionales, no digo que este sea un lugar dedicado a informar, pero es inevitable no sentirse "harto" al ver como una y otra vez buscan meterle a gente como usted, relaciones públicas como información, noticia.

Ah, el uso de la palabra idiota no es al azar, es una caricatura para resaltar algunos detalles, como de los que habla la raíz etimológica del término ;)

Mis más cordiales saludos.

MEFISTO dijo...

Parece que a alguien le falta su cuarto de libra Ahora!!!
En todo caso me gusta,si es para que elEstimado Juan Emar, se explaye y explique su "posición" o "oposición"?...bien.

Ahora la pauta del cuarto de libra está variando al "condor 33", se nos viene rescate minero ahora!!

No sea así con los colegas de la prensa siempre hay alguno u alguna que da una segunda mirada al orden,ahora que las maquinarias del duopolio les dejen publicarlas es otra cosa, o me recordaré lo que me decía mi estimado Vadich, el némesis del sociólogo es el periodista, ja,ja.

Maga estimada, cerrando filas,un abrazo.

Anónimo dijo...

Estimad@s

De repente veo la colusión para rebatir que se forma.
No tengo la cualidad de ser super claro para escribir (solo soy un arquitecto, no un amante de las letras); pero es claro que en muchas discusiones uno puede quedarse en la forma para evitar discutir el fondo. Si mi ejemplo "antropológico" no les sonó a muy "antropológico", o si, como dice Maga, debo elaborar mejor las ideas, finalmente es porque entramos en una dialéctica comptetitiva en la que quien mejor escribe es quien tiene la razón.

Mi interés era por preguntar sobre si, detrás de toda la crítica a instituciones que hace Juan Emar, había un fondo mas o menos entendible, o si es una rabia social que, como dice Maga, es "opinión" (saco la palabra idiota).

Ahora, entrando al tema que se abrió, las externalidades no son como las describe Juan Emar. Tampoco dije que la externalidad pasa por que exista una compensación; eso lo dijo Juan Emar, agregando el tema de que preguntandole al vecino. El punto es que una externalidad ES un impacto NO esperado por el proyecto; o sea, no es parte del fin del proyecto. Sea bueno o malo.
Si uno construye un parque, el proyecto bsuca tener un espacio de recreación para los niños y un área verde para la zona de imapcto; una externalidad (positiva en este caso) es que a los vecinos les sube el precio de sus propiedades: no era parte del fin del proyecto, pero así fué.

Por lo tanto siempre queda claro que nadie se quejará si hay externalidades positivas; si hay negativas, se busca una compensación (no solo preguntarle al vecino...). Y nuevamente caemos en el CUANTO compensa al susodicho.

Finalmente, volviendo a mi opinión inicial, uno se puede quedar en una sociedad en la que nadie haga nada (empresa, etc) con el fin de no tocar al del lado. También puede vivir en una sociedad en la que cada uno hace lo que quiere, SIN importarle el del lado....
Ahora entramos en la arena de vivir en una sociedad en la que podemos hacer cosas, buscando minimizar los impactos negativos o compensar al del lado....
Pero, finalmente, la acción y el hacer los proyectos y empresas es lo que permite que las sociedades avancen. Entonces los McDonalds, Transantiagos y demases son cosas positivas en su esencia, y solo hay que ir adecuandolas al nivel cultural en que estemos.

Saludos
Arturo B.

Juan Emar dijo...

Maga: podrías haber aclarado el sentido etimológico de "idiota" ("que sólo se preocupa de sí mismo) para que no sonara tan ofensivo. La idea es no agredirse.
Saludos

MEFISTO: tiene razón. Generalicé sobre los periodistas. Me refería a los de la prensa duopólica y a la TV. (Más bien a lo que los dejan o no hacer). Y sipues, se nos vienen los 33, ya los anuncian con bombos y platillos como si fuera un estreno televisivo.
Saludos

Estimado arquitecto Arturo B.: me alegro que por fin discutamos del fondo de la columna: el problema de forma y fondo (aunque suene redundante). Me alegra también que llegue a la misma conclusión acerca de las trampas metonímicas del lenguaje en las discusiones.

Ahora, creo que en general lo que a usted se le rebate no es su forma de escribir ni su capacidad retórica, sino que justamente al utilizar conceptos que no son apropiados, el fondo de su argumentación pueda perder consistencia. El caso de la "base antropológica" no tiene que ver con cómo suene. Tiene que ver con que "antropológica" no es la palabra. No sólo no es apropiada en su forma y fondo, si no que es pasar a llevar una disciplina seria como la antropología. En este sentido, el clarificar que no es el concepto apropiado permite seguir teniendo un campo común para el debate. Si no, es como si yo le hablara de parquet cuando me estoy refiriendo al piso flotante.

Sobre el tema del por qué de mi opinión (y la posibilidad de un fondo entendible) no tengo nada más que decirle sin entrar a repetir lo que ya le he dicho. No tengo ninguna forma de contestarle algo que lo satisfaga. Eso ya lo tengo claro.

Sobre las externalidades, usted tiene razón. Tanto mi definición como el uso que le había dado refieren a las externalidades negativas. Disculpe que no haya sido más explícito, pero es la costumbre de tener que referirse principalmente a los efectos negativos que generan más que a los positivos (en general hay más problemas por las externalidades negativas que beneficios por las positivas).

Ahora, en su último párrafo hemos llegado al momento que tiende a ponerle fin a una discusión: cuando se hace evidente que usted y yo creemos en cosas distintas y vemos el mundo de distinta manera.
Si usted insiste en pensar que instituciones y empresas son en ESENCIA buenas y que es el nivel cultural el que varía, no puedo acompañarlo.
Principalmente porque hablar de "nivel cultural" hace caer en etnocentrismos (con peligros evidentes) de cuál cultura es mejor que la otra y qué consideramos un nivel superior al anterior.
Pero también porque usted parece excluir la acción de empresas e instituciones de la cultura en la que están inmersas, dándoles un carácter "supracultural" o "a-cultural", obviando que la cultura refiere a lo que el ser humano hace y cómo lo hace. Incluidas sus instituciones y empresas.
Cuando pensamos en un mundo que todas las empresas e instituciones son buenas por esencia y que el problema está en el nivel cultural de las personas que no son capaces de apreciar eso, pues le abrimos la puerta a una forma de fascismo que se abocará al nivel cultural sin tocar las instituciones ni empresas y dándolas por descontado (si son las empresas e instituciones buenas en su esencia, entonces el "mal" no viene de ellas sino del nivel cultural).

Tampoco tengo muy claro hacia adonde nos hacen "avanzar" las empresas e instituciones. Y creo que es una pregunta que la modernidad ha dejado sin respuesta convincente, pues muchas de sus promesas iniciales de hacia adonde avanzaríamos se han desvaneciendo...

Saludos

P.S.: Por favor no se sienta amedrentado por una colusión que no ha sido planificada (que por lo tanto no es colusión).

Maga dijo...

Arturo B., Juan Emar: vamos, no se amarguen tanto, simplemente me parecía un blanco algo fácil. Creo haber dejado en claro también la importancia del sentido etimológico del término idiota.

Estimado Arturo, ¿está familiarizado con el concepto de "watchdog"? creo que podría ayudar a entender la diferencia entre la denuncia y la búsqueda de anarquía. Así como para empezar, digo.
Lo que dije más arriba no tiene que ver con una “colusión” ni mucho menos con la forma por sobre el fondo (soy la primera en decir que escribo pésimo). Y las externalidades las mencioné por ejemplificar un mal entendido visto en sus comentarios.

Dicho eso, me proponía hablar del periodismo en TV como un producto de su lenguaje propio como medio (entretención), de las escuelas elitistas, del liberalismo y bastante alejada del periodismo en esencia. Que la ética periodista parece no ser suficiente para lidiar con tantos factores comprometidos, como los corporativos; que la única solución existe en la cultura y en quitarle la suerte de altar en el que están colocados los noticiarios en TV, aunque no por eso dejar de denunciar este tipo de conductas. Pfffff.

Ya ven, lo reduje al máximo, porque he tenido bastantes problemas para comentar (aunque al parecer fue para mejor)

Grande Mefisto!

y saludos a todos en la galería (broma).

Anónimo dijo...

¡Excelente artículo! Ya era hora de que alguien notase que los memes de Youtube son expresiones ácidas de disconformismo social. Espero una continuación... quizás "Keyboard Cat y las expectativas Debordianas de la sociedad espectáculo". O "El Shinobi Shileno como avatar liberador de la Zona Temporalmente Autónoma". Saludos.

Gus dijo...

¿Cómo estás Juan?

Espero que bien. Referente a la entrada, aporto el "dato humano": yo conozco a Sebastián. Hace mucho tiempo que no lo veo (unos 3 años), pero en líneas generales es un buena persona, lo que se puede llamar un "buen chato". Y me causó extrañeza su reacción tan airada que (yo por lo menos) nunca le había visto antes. Y sí, también considero que el reclamo es de lo más justo y penoso además que de no haber sido así de vehemente ni viral nunca hubiésemos supido de ello. Y lo que es aún más triste, que esto sirva sólo para tapar la huelga de hambre mapuche, las tomas de terreno y creciente militarización de Rapa Nui y todas las otras termoeléctricas aprobadas en la oscuridad mediática. Y ahora se nos viene el rescate de los mineros con el nuevo presidenciable "Waka-Waka" Golborne a la cabeza y el Nobel de Vargas Llosa celebrado por Piraña como si fuese un logro propio...

Un gran abrazo

Anónimo dijo...

estás muy lindo, tienes novia?

Carlos Tromben dijo...

Juan es un rey y este blog es un super espacio... Están ausentes las teorías de complot y las interpretaciones mágicas, lo que se agradece... En cuanto a mi cuarto de libra, le diré que prefiero un completó en el dominó, articulado por obreros chilenos que deben estar comparativamente bien pagados, porque trabajan con una motivación y mística evidente... ¡Nos vemos!

Juan Emar dijo...

Maga: una pena que se le hayan borrado esos comentarios. Sonaban muy sugerentes. Se agradece, en todo caso, la cuota de realismo que aporta.
Mis saludos

Gus: gracias por el toque biográfico que me ha aportado. Son siempre bienvenidos. ¿Habrá sido una reacción influenciada por ese medicamento que Freud recomendaba para dejar la Morfina?
Los mineros y el Nobel muestran la desesperación y avidez de Piñera.
Otro abrazo para usted.

Carlitos: un honor tenerlo comentando por acá de cuando en cuando. Espero no ser un rey déspota a sus ojos...
En cualquier caso, si bien no soy un fanático acérrimo de ellas, hay varias teorías del complot que me generan simpatía, como la FIFA-ADIDAS (la disfruté mucho). Ya lo sabe: a veces prefiero pasarme de paranoico que de ingenuo...
Una abrazo y estamos al habla

Juan Emar dijo...

Anónimo 1: disculpe, se me pasó el contestarle. Le agradezco su comentario, pero creo que no podré cumplir con tamañas expectativas.
Me siento algo excedido por ellas...
Mis saludos