La película clara y la cara de pocos amigos
No puedo negar que me resulta extraño poner a Pablo Longueira en una sección que está dedicada principalmente a mis pasiones musicales.
Y aquí es donde entra Longueira. Él tiene una actitud (no sé si llamarla virtud, seguro que para muchos es más que nada un defecto) que no puedo dejar de admirar: no tiene filtros.
Longueira es de los tipos que menos se preocupa del control de daños o de los costos que pueden tener sus intervenciones.
No es exactamente un tipo carismático. Parece más bien pesado y sus ojeras y la manera en como se le inclinan las cejas cuando sonríe le dan un aspecto siniestro. Pero tampoco se preocupa por serlo. De hecho, pareciera que no le importa mucho cómo le afectan a su imagen sus declaraciones o gestos.
Pero la semana pasada volvió a ganarse, una vez más, mi respeto. En medio de toda la absurda discusión de si acaso Piñera era un quinto gobierno de la Concertación, o si estaba atribuyéndose autoría en proyectos e ideas de la ahora oposición, Longueira iluminó con una opinión que debe haber dolido por lo verdadera, y que paradójicamente comparte con la izquierda (la de verdad):
Nada que decir. Me saco el sombrero respetuosamente.
Ojalá hubiera más políticos como Pablo Longueira (aunque no con las ideas de Pablo Longueira) que aporten eso de lo que tanto carecen los demás: decir la verdad sin temer los costos y ser transparentes.
Por Favor, reAcciones
No puedo negar que me resulta extraño poner a Pablo Longueira en una sección que está dedicada principalmente a mis pasiones musicales.
Principalmente porque Longueira y las ideas que él representa están en las antípodas de mis gustos.
Pero también es cierto que esta sección no sólo tenía que ver con la música, sino también con actitudes y personajes que sin ser rockeros, encarnaran la escencia de lo que arbitrariamente considero Rock.
Y aquí es donde entra Longueira. Él tiene una actitud (no sé si llamarla virtud, seguro que para muchos es más que nada un defecto) que no puedo dejar de admirar: no tiene filtros.
Longueira es de los tipos que menos se preocupa del control de daños o de los costos que pueden tener sus intervenciones.
Longueira dice lo que piensa, y a veces da la impresión de que dice TODO lo que piensa. Y en ese sentido, para la superficial opinión de quien les escribe, a uno le queda la sensación de que el tipo es "transparente".
Es la razón por la que su silencio se nota. Casi se hecha de menos. Y que Longueira se "retire" (como lo hizo durante toda la campaña y las primeras semanas del gobierno), siempre significa que prefiere no fingir una falsa comunión (o lealtad) y que no quiere decir nada si no tiene nada bueno que decir de sus "socios". Todavía está en "luna de miel" con el gobierno. Una luna de miel que muchos en la UDI quieren que termine intentando persuadirlo de que ocupe el lugar de Coloma.
Mal que mal, en un partido con raigambre y orgánica autoritaria como ese, la figura de un patrón que golpee fuerte y no se deje pasar a llevar es bastante atractiva...
No es exactamente un tipo carismático. Parece más bien pesado y sus ojeras y la manera en como se le inclinan las cejas cuando sonríe le dan un aspecto siniestro. Pero tampoco se preocupa por serlo. De hecho, pareciera que no le importa mucho cómo le afectan a su imagen sus declaraciones o gestos.
Si no fuera así, no habría modo de explicarse que en pleno caso Spiniak dijera que Jaime Guzmán le había hablado, revelándole que había un tongo detrás y cómo había que actuar.
No le importó nada hacer el ridículo. Fue impulsivo y directo, por mucho que años después haya ironizado al respecto. Y debo admitir que en ese momento, también me pareció que se estaba comportando como un imbécil desesperado. O como un loco.
Lo peor es que al final tenía razón. Al menos en lo que concernía a la gente de la UDI metida en el caso. Y recién hace un año "aclaró" sus dichos.
Pero la semana pasada volvió a ganarse, una vez más, mi respeto. En medio de toda la absurda discusión de si acaso Piñera era un quinto gobierno de la Concertación, o si estaba atribuyéndose autoría en proyectos e ideas de la ahora oposición, Longueira iluminó con una opinión que debe haber dolido por lo verdadera, y que paradójicamente comparte con la izquierda (la de verdad):
"Si uno mira los gobiernos de la Concertación desde el punto de vista político, éstos fueron de centroderecha en sus conceptos e ideas.(...) Lo que ha ocurrido aquí es que hay muchos dirigentes de la Concertación que recién se están dando cuenta de que gobernaron con las ideas de la derecha."
(Ver aquí la nota completa)
Nada que decir. Me saco el sombrero respetuosamente.
Ojalá hubiera más políticos como Pablo Longueira (aunque no con las ideas de Pablo Longueira) que aporten eso de lo que tanto carecen los demás: decir la verdad sin temer los costos y ser transparentes.
Por Favor, reAcciones