martes, noviembre 27, 2007

El gesto de la semana: "En cada paso estás tú"


Hace un poco más de un año escribí aquí lo que pienso acerca de la Teletón, y de cómo ésta evidencia que prácticamente cualquier cosa, excepto la solidaridad, es lo que realmente está en juego. Como me da lata repetir -y en rigor sería una falta de respeto a ustedes, estimadas lectoras y estimados lectores- asumo que si les interesa pueden apretar el link que les dejé en la primera línea (dónde dice "aquí"), creo que está totalmente vigente.

A eso sólo me gustaría agregar algunos elementos novedosos con los que me he topado:

1) Ahora hay al menos una empresa que donará (sillas de rueda eso sí) en función de sus utilidades.

2) Don Francisco -me asegura mi informante en el mundo gerencial- es accionista del Banco de Chile y de Johnson's. Ambos ligados desde el comienzo a la Teletón. Lamentablemente la identidad de los accionistas puede disfrazarse tras sociedades, por lo que corroborar este dato es tremendamente difícil, pero por dónde se mueve mi informante puedo dar fe de que es información confiable.

3) La Teletón depende de una fundación sin fines de lucro (del mismo nombre), como tal, está exenta de impuestos y de rendir cuentas. Vale decir, que les fiscalicen cómo gastan las platas.

4) El sitio web de la Teletón da cuenta de los gastos en tratamientos, así como el costo del evento de la Teletón (son casi $2.000.000.000), o los de administración (casi $1.000.000.000), y del Teatro Teletón (más de $128.000.000). Esto es un avance con respecto a la poca transparencia que había antes, pero sería bueno saber lo que se paga en el "evento" a quienes participan en él, o cómo andan los sueldos de los directivos de la fundación.

5) Demás está decir que las millonarias transacciones que esto implica, dan buenos intereses al Banco de Chile, del cual "Mario" es accionista, repito.

6) Con respecto a lo que les había hablado de los "famosos" en mi post anterior de la Teletón, sólo quiero agregar una cosa, en verdad constatarla: en el spot de Mc Donald's para la Teletón, el eslogan es "Multiplicamos los famosos para multiplicar la ayuda". Nada más claro.

7) En conexión con la anterior, me llama la atención dos fenómenos publicitarios: Uno, que ya había empezado el año antes, se traduce en que se han atrevido a ridiculizar la figura de Don Francisco (pisco Campanario, spot de Cristal con un "Mario" que se le parece).
El otro, tiene que ver con que se están poniendo cada vez más morbosos, y así, vemos una secuencia de una familia campesina y esforzada que espera una hija con ansia, le construyen un columpio (todo con música "tipo Silvio Rodríguez"), y cuadro seguido aparecen columpiando una niñita prácticamente vegetal con la voz de "Mario" diciendo "La vida sigue".
Y eso que hay gente que me dice que yo soy macabro.

8) El carácter de negocio de la Teletón y su complejidad salió a la luz hace un buen tiempo cuando el alcalde De la Maza (Las Condes) exigió que se pagara por utilizar los espacios publicitarios. Esto fue un problema que mediáticamente se inclinó en contra del alcalde derechista (fue claramente el "malo de la película"), pero creo que hay que rescatar que justamente lo que se puso en evidencia es que grandes negocios pasan piola a costa de la Teletón, disfrazándose, claro, de solidaridad.

Basta de circo a costa de la compasión que producen los niños lisiados y de publicidad abiertamente engañosa.

Por Favor, reAcciones

P.S.: Agradezco al colega Huneeus por la info., recomiendo leer su columna.


martes, noviembre 20, 2007

El femicida del mes: Gary Ridgway (o el asesino en serie aspiracional)


Antes de que fuera identificado en el 2001, era conocido como "el asesino de Green River" (o Río Verde), ya que en ese río del Estado de Washington aparecieron la mayor parte de los cadáveres que se le atribuyen. Cabe hacer notar que fue en honor a él que la banda de Seattle Green River obtuvo su nombre. Esa banda, no muy conocida, al disolverse se transformó en Mudhoney y Pearl Jam.

Gary Leon Ridgway era otro gringo más de clase media que sentía una cierta admiración por los asesinos en serie. Estados Unidos es un país particularmente prolífico para estos piscópatas, y existen varios clubes de fans, libros, y películas para casi todos ellos.
Casi.
Ridgway no fue el caso...al menos para los fans. Nunca causó mucha "admiración", y debe ser porque con él se llega a lo más chabacano del asesinato en serie. La expresión de la "sociedad de consumo" si se quiere.
Se supone que fue criado en un hogar supuestamente estable, aunque sus parientes admiten una madre excesivamente dominante y controladora (característica bastante común a estos asesinos), que nunca se mostraba satisfecha con su hijo, y que constantemente le gritaba a su padre.
Desarrolló una forma disfuncional de relacionarse con las mujeres, y así como sus dos matrimonios estuvieron llenos de infidelidades y problemas, paralelamente, este miembro de la iglesia evangélica, estaba obsesionado con las prostitutas.

"Matar el mayor número posible de mujeres que yo considerara prostitutas", siguiendo sus declaraciones del juicio, era el objetivo de este pintor de camiones.
Esto sitúa los asesinatos de Ridgway fuera de una dimensión "simbólica", sino en una netamente cuantitativa.
Es más, decía que "elegí prostitutas porque creí que podía matar cuantas quisiera sin ser atrapado". Ridgway pensaba que la mayoría de las prostitutas son jóvenes drogadictas que han huido de casa, que probablemente nadie iba a echar de menos o cuya desaparición, si se denunciaba, se haría varios días más tarde. Y en cierto sentido tuvo razón.
En 1982 cometió su primer asesinato, y poco más de dos años más tarde había asesinado a 42 mujeres. Convirtiéndose en el máximo asesino en serie (según lo confesado) de Estados Unidos.

Su modus operandi era simple: subía prostitutas a su camioneta en la autopista 99 y después de tener sexo con ellas las estrangulaba, luego lanzaba el cuerpo al río.
Ridgway fue sospechoso de la policía desde 1983, sin embargo no podían encontrar evidencia que lo ligara, incluso en 1984 fue capaz de pasar el polígrafo o "detector de mentiras".

Casi 20 años estuvo la policía tratando de resolver el caso, tan desesperados estaban que acudieron al ya preso Ted Bundy para que los ayudara a dar con un perfil del asesino, al más puro estilo de "El silencio de los inocentes".

Noviembre fue su mes clave: el 30 del 2001 fue detenido al salir del trabajo. Y el 5 de este mes en 2003 se declaró culpable de 49 asesinatos a mujeres (hubo 7 cuyos cuerpos jamás aparecieron). El colaborar con el hallazgo de los cuerpos le conmutó la pena de muerte por 49 cadenas perpetuas.

¿Cómo lo culparon? Al más puro estilo "CSI": muestras de pelo y de saliva que la policía tenía de sus interrogatorios en los años 80 fueron comparados con la tecnología actual de detección de ADN con muestras de semen halladas en 3 cuerpos.

Pese a ser el más "prolífico", nunca alcanzó la "fama" y "respeto" que tuvo, por ejemplo, Bundy con menos de la mitad de asesinatos.
Al parecer el público morboso gringo "premia" a los "esforzados" y "creativos", y se muestra indiferente frente a los chantas que buscan el "camino fácil".

Madre dominante y controladora, anhelos de fama.

Por Favor, reAcciones

miércoles, noviembre 14, 2007

El gesto de la semana: "Cancha Vip"


La primera vez que vino U2 a Chile, en 1998, jugaba Chile con Inglaterra en Wembley. Aquel recordado e histórico partido con ese gol de Salas que jamás se cansarán de repetir.
Yo no pude ver el partido. Como fanático que era de los irlandeses en ese momento, ya para el mediodía estaba al sol esperando la apertura de puertas. Había comprado para cancha y me habían costado 15.000 pesos. (Compárese la impresionante "inflación" que elevó esa misma entrada al concierto 6 años más tarde a la histórica cifra de 32.000 pesos, algo que hasta a Bono le pareció excesivo. Se dijo que la entrada en Chile era más cara que en Inglaterra. Pero claro, se podía pagar en cómodas cuotas con CMR. Un golazo de aquellos, como el de Salas. Lo peor de todo es que se sentó un precedente nefasto en el que la cancha de los conciertos ya no bajan de los 20.000 pesos)

En fin, había uno que otro con radio que nos mantenía al tanto de los pormenores del partido, y festejábamos los goles como si los hubiéramos visto (en todo caso, en un momento del recital proyectaron los goles en la pantalla mega-gigante que trajeron, haciendo de la experiencia algo inolvidable, luego salieron de un limón-bola-de-discotheque con la polera de Chile y pelotas de fútbol que lanzaron al público).
Cuando entré a la cancha estaba casi vacía, y había un "Golden Circle" (precedente nefasto Nº2) pero para acceder a esta posición de privilegio, cercanía, y baja "densidad poblacional" en comparación al resto de la cancha, no había que pagar ni un peso más. Ni tampoco ser del fun club, o entrar a un sorteo. Sólo tenías que haber llegado temprano y avivarte a entrar a esta zona.
La duda de que era "demasiado bueno para ser verdad" me llevó por un rato a volver a la "cancha masiva", pero por suerte recapacité y volví a entrar el "golden circle". (Incluso me pude dar el lujo de pensar que no me lo merecía para luego reivindicarme) Todo gracias a mamarme lateras horas de espera, de pie, al sol, entre la muchedumbre.
Aún hoy siento que fue un "premio" a la tenacidad y el esfuerzo de alguien que realmente le gusta lo que va a ver.

Pues bien, esto ya casi no existe. Cada vez se usa más el concepto de "Cancha VIP" o "Golden Circle" como pretexto para cobrar entradas a precios que pueden llegar a ser 6 veces mayor al de la Cancha "normal".
Lo peor de todo es que muchas veces no es numerada, o ni siquiera hay sillas, y se paga solamente el hecho de estar muy cerca y no TAN hacinado (porque si la densidad fuera 6 veces menor, no sería negocio).

Entonces la cercanía a tu grupo favorito ya no es un premio a tu espera, esfuerzo, cansancio, aguante, etc. Es un lujo.
Un lujo que por supuesto puedes pagar en cómodas cuotas y altas comisiones de la casa comercial que se haya asociado al espectáculo, y de pasada entrar a la esclavitud del crédito y sus intereses.
Ahora, por mucho que te cueste comprar las caras entradas a cancha para recitales, jamás estarás cerca. Difícilmente sientas la posibilidad de tener interacción con los músicos (interacción que siempre es más imaginaria que real), y de pasada te da rabia que pueda haber gente más cerca que tú, que ni siquiera es tan fanática como tú, pero que tiene la plata para pagarla. O que sea influyente, o hija de... y le regalan la invitación VIP.

El poder adquisitivo reemplaza al esfuerzo, y los "premiados" son los que ya han sido favorecidos por el sistema.
¿Cómo no se va a enojar una ejecutiva de ventas que trabaja a comisión cuando se da cuenta que su superior recibe hasta el triple de ingresos que ella, porque le llegan comisiones de las ventas que ella y sus colegas hacen sin ni siquiera moverse de su escritorio?

Lamentablemente esto llegó para quedarse...y hace rato.

Arriba el mapa para The Police (iré a cancha).
Cancha (verde): $25.000
"Golden Circle"(rojo): $90.000
(A eso súmele el casi 12% que Ticketmaster roba sobre cada entrada)

Por Favor, reAcciones

P.S.: Para no ser tan grave, les dejo el video del gol de Salas. Recomiendo quitarle el volumen para no sufrir el relato de Carcuro.



martes, noviembre 06, 2007

Me huele mal (Culpabilidades mediáticas. O eres culpable aunque se demuestre lo contrario)


"The Life of David Gale" estrenada en 2003 y dirigida por Alan Parker es una película paradójica por excelencia. O trata bien las paradojas al menos.
David Gale -encarnado por Kevin Spacey- es un profesor universitario de filosofía y activista en contra de la pena de muerte de la ONG "Death Watch". Una bella alumna que está reprobando el ramo intenta seducirlo, pero no es hasta una fiesta de egreso que Gale medio ebrio sucumbe a sus tentaciones. Ya sin notas de por medio. La escena es de sexo "fuerte", la chica le pide algo de rudeza a su ex-profe, que en la calentura del momento le da...y al poco tiempo presenta cargos por violación.
Después de un tiempo retira los cargos, reconociéndole personalmente que todo había sido un montaje.
Demasiado tarde.
La acusación desplegó esa culpabilidad mediática de la que difícilmente se recupera todo acusado, y Gale pierde su pega en la universidad, y su mujer lo abandona y se va a España con su hijo.
Deprimido, se emborracha teniendo como único refugio a su compañera activista Constance Harraway (Laura Liney). Sin embargo Harraway aparece un día violada y asesinada, con las pruebas apuntando a Gale.
¡Oh, ironía! Gale es condenado a la pena de muerte.
Cuando queda menos de una semana para su ejecución, contacta a la periodista Bitsey Bloom (Kate Winslet) para contarle su historia. Bloom sabe a lo que va: Gale es culpable, pero conforme se adentra en su relato comienzan a aparecer dudas razonables hasta que se convence de su inocencia con el tiempo corriéndole en contra.
No les contaré el final, porque es muy bueno y hace de ésta una película muy inteligente, pero os la recomiendo. Todos actúan muy bien y la historia vale la pena.

Lo de las "condenas públicas" no es nada nuevo. Para dar ejemplos criollos, Tombolini lo sufrió tanto como que su apellido era un insulto para un árbitro que cobrara mal en un partido de fútbol.
O Jovino Novoa. Desde que se le vinculó al caso Spiniak, todos le podíamos ver cara de pedófilo.
El caso es que la "opinión pública", entelequia en constante construcción -principalmente por los medios de comunicación-, se apresura a considerar culpable a todo sospechoso. Sobre todo si el crimen tiene gran connotación.
Algo tendrá que ver esa necesidad de sentir que "las instituciones funcionan", la justicia existe, y los malos pagan. Que la sociedad tiene cimientos firmes.
Una ilusión en definitiva. Un auto-engaño que se paga con la imagen pública de quienes a veces son efectivamente inocentes.

Pues bien, hace rato que esto del asalto al banco security y el asesinato del cabo Moyano me huele mal.
Se hace evidente que la vida de un carabinero asesinado por un civil vale más que la de un civil asesinado por un carabinero. Aunque ese civil (Daniel Menco, Alex Lemún, por ejemplo) ni siquiera haya tenido armas.
Pero lo que más me molesta es que rápidamente se echa a andar un Estado policial-represor que me genera mucha desconfianza, ya que su legitimidad descansa en la efervescencia mediática del momento.
La "agenda corta" contra la delincuencia se aprobó rapidito, y en palabras del mismo sheriff junior Harboe "los lanzas estarán más tiempo en la cárcel".
Excelente idea ¿no? O sea, como nuestras cárceles son tan buenas, y no están nada de hacinadas, seguramente serán capaces de rehabilitar a tipos que roban y salen corriendo. Nada de que aprendan a planear asaltos más elaborados, o secuestros, o andar con pistolas. Eso no se enseña en la cárcel.
De hecho, me cuesta explicarme cómo los "culpables" de este asalto y asesinato volvieron a delinquir si ya habían estado en la cárcel.

Me huele mal...al ser un proceso militar un tipo (supuestamente un cómplice confeso) puede estar aislado en interrogatorios mientras dure el sumario (ya lleva 5 días así). Y si carabineros dice que tras 8 horas de interrogatorio delató a los demás, hay que creerles. Creerles que fueron 8 horas. Creerles que fue un interrogatorio. Y si después su abogado desmiente que esté confeso...¿A quién le creemos?

Me huele mal. Esa desesperación por encontrar a los culpables puede llevar a algunos abusos que se justifiquen por la presión mediática sobre el caso.
Y lo peor de todo es que nunca tendremos la garantía de saber la verdad en torno al caso.

¿Y nuestros periodistas?

Simples voceros de la fiscalía militar. Para ellos, los cuatro sospechosos son los culpables.

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