Faltó haber salido con un vasito...
Por alguna razón está muy incorporado que el relleno oficial cuando no se tiene nada de que hablar es comentar el clima. El tiempo en realidad, si nos ponemos rigurosos con los conceptos...
La cosa es que muchas veces nos vemos envueltos en situaciones donde la proximidad con una persona pasa a ser incómoda. Principalmente porque no tenemos la confianza. Puede ser un vecino en el ascensor, un taxista, gente con la que tienes que lidiar en el trabajo, nocheros, recién conocidos, o el conocido del amigo que te dio un aventón.
Esos silencios generan presiones insostenibles para la mayoría y hablar del tiempo se transformaba en el comodín ideal: jamás será un tema polémico, es difícil encontrar percepciones muy opuestas (alguien que crea que una máxima de 9 grados es calurosa), no hay valores, ni credos religiosos o políticos involucrados.
Era la salida ideal para no tener que mirar el suelo, el piso o cómo cambiaban los números en el ascensor.
Era...
No sé ustedes, pero por lo menos desde este año, las conversaciones sobre el clima dejaron de ser triviales.
Han ido mutando hacia tonos más preocupantes. Al menos de perplejidad.
Y las señales no son pocas.
Lluvias que nos sorprenden porque nadie las había pronosticado. Granizadas y lluvias intensas pero breves en medio de Octubre -antes y después de días soleados y calurosos-. Tormentas breves pero con temperaturas cálidas..."Parecemos un país tropical" me ha tocado oír varias veces últimamente.
Uno podría echarle la culpa a la meteorología. Sabemos que no es una ciencia exacta y el dicho pedestre es que "nunca le achuntan" está arraigado, sin embargo es innegable que la tecnología ha mejorado y la cantidad de satélites ha aumentado. Aún así, el tiempo sigue sorprendiendo. Y parece que más que antes.
No lluve en los meses que siempre ha llovido y llueve más en los que usualmente llueve mucho menos. En otros países los veranos son azotados por oleadas de calor con sus incendios, mientras que en otros (y a veces los mismos), las lluvias inundan todo sumergiendo ciudades enteras.
Esto va más allá del fenómeno de "El Niño".
Quienes conocen las plantas y árboles también se dan cuenta: árboles floreciendo en pleno invierno y otros que pasan el año sin hacerlo, como si estuvieran muertos. Uvas que maduran dos meses antes de lo que acostumbraban, así como otros frutales que adelantan o retrasan su aparición.
El desierto avanza firme por la cuarta región, hacia la quinta, mientras que en Magallanes este invierno llovió con viento, algo que sólo pasa en el verano.
Ya no es un comodín hablar del clima. Porque la conversación lleva a que el clima está cambiando lo suficiente para ser capaces da darnos cuenta. Aunque los científicos-lobbistas de las petroleras (intereses que controlan la mayoría de las universidades en EE.UU,) pretendan decir que es un cambio de largo aliento y que la acción del ser humano poco tiene que ver.
El tema lo evitan en el G8, G20 y poco dice el mulato recién galardonado con el nobel de la paz (mientras reforzaba las tropas en Afganistán).
Ahora hablar del clima es incómodo. Hablar del clima es hablar de política. Es hablar de valores.
¿Por mientras? No hay de qué preocuparse, con Lagos como encargado del cambio climático para la ONU, acá siguen aprobando y echando a andar las termoeléctricas...
Por Favor, reAcciones
La cosa es que muchas veces nos vemos envueltos en situaciones donde la proximidad con una persona pasa a ser incómoda. Principalmente porque no tenemos la confianza. Puede ser un vecino en el ascensor, un taxista, gente con la que tienes que lidiar en el trabajo, nocheros, recién conocidos, o el conocido del amigo que te dio un aventón.
Esos silencios generan presiones insostenibles para la mayoría y hablar del tiempo se transformaba en el comodín ideal: jamás será un tema polémico, es difícil encontrar percepciones muy opuestas (alguien que crea que una máxima de 9 grados es calurosa), no hay valores, ni credos religiosos o políticos involucrados.
Era la salida ideal para no tener que mirar el suelo, el piso o cómo cambiaban los números en el ascensor.
Era...
No sé ustedes, pero por lo menos desde este año, las conversaciones sobre el clima dejaron de ser triviales.
Han ido mutando hacia tonos más preocupantes. Al menos de perplejidad.
Y las señales no son pocas.
Lluvias que nos sorprenden porque nadie las había pronosticado. Granizadas y lluvias intensas pero breves en medio de Octubre -antes y después de días soleados y calurosos-. Tormentas breves pero con temperaturas cálidas..."Parecemos un país tropical" me ha tocado oír varias veces últimamente.
Uno podría echarle la culpa a la meteorología. Sabemos que no es una ciencia exacta y el dicho pedestre es que "nunca le achuntan" está arraigado, sin embargo es innegable que la tecnología ha mejorado y la cantidad de satélites ha aumentado. Aún así, el tiempo sigue sorprendiendo. Y parece que más que antes.
No lluve en los meses que siempre ha llovido y llueve más en los que usualmente llueve mucho menos. En otros países los veranos son azotados por oleadas de calor con sus incendios, mientras que en otros (y a veces los mismos), las lluvias inundan todo sumergiendo ciudades enteras.
Esto va más allá del fenómeno de "El Niño".
Quienes conocen las plantas y árboles también se dan cuenta: árboles floreciendo en pleno invierno y otros que pasan el año sin hacerlo, como si estuvieran muertos. Uvas que maduran dos meses antes de lo que acostumbraban, así como otros frutales que adelantan o retrasan su aparición.
El desierto avanza firme por la cuarta región, hacia la quinta, mientras que en Magallanes este invierno llovió con viento, algo que sólo pasa en el verano.
Ya no es un comodín hablar del clima. Porque la conversación lleva a que el clima está cambiando lo suficiente para ser capaces da darnos cuenta. Aunque los científicos-lobbistas de las petroleras (intereses que controlan la mayoría de las universidades en EE.UU,) pretendan decir que es un cambio de largo aliento y que la acción del ser humano poco tiene que ver.
El tema lo evitan en el G8, G20 y poco dice el mulato recién galardonado con el nobel de la paz (mientras reforzaba las tropas en Afganistán).
Ahora hablar del clima es incómodo. Hablar del clima es hablar de política. Es hablar de valores.
¿Por mientras? No hay de qué preocuparse, con Lagos como encargado del cambio climático para la ONU, acá siguen aprobando y echando a andar las termoeléctricas...
Por Favor, reAcciones