"Not guilty" se declaró Jared Loughner, el único sospechoso por el tiroteo en Arizona que dejó herida a la diputada demócrata Gabrielle Giffords en la cabeza y asesinó a 6 personas, entre ellas un juez de distrito y una niña de 9 años.
Todo esto ocurría el 8 de enero en un "meet and greet" de la congresista con sus adherentes afuera de un supermercado (algo así como una reunión en público para saludarse, tirarse buena onda de forma coloquial y contarles algunos de sus problemas de la comunidad).
"Not guilty" acostumbramos a traducirlo como "inocente". Sin embargo el inglés tiene la palabra "innocent" para decirlo literalmente. En estricto rigor, "Not guilty" significa "no culpable". Esta distinción -que parece sutil, no lo niego- devela que desde el punto de vista judicial se trata de probar la culpabilidad de un acusado, no su inocencia.
Desde el punto de vista judicial.
Poco queda en el sentido común -y mucho menos en la cobertura que los medios hacen de materias judiciales- del espíritu de pensar que todos son inocentes hasta que se pruebe lo contrario. Lo cierto es que parecemos ser más acusadores y tendemos a dictar sentencias desde el momento en que alguien es detenido o acusado. Es lo que a los políticos les gusta llamar "asesinato de imagen": acusas a alguien de algo feo (corrupción, acoso sexual, abuso de menores) y no importa que la acusación sea falsa, la culpabilidad se instalará en el imaginario público.
Si no pregúntenle al coimero de Tombolini o al pedófilo de Jovino Novoa.
Estados Unidos no es muy distinto en lo que refiere a la independencia de su prensa o como sucumbe a la presión de los lobbystas. La primera narración que se encuentra disponible (cuyos ecos se multiplican dificultando una búsqueda más profunda y compleja) es la que se centra en el individuo.
El procedimiento, utilizado en todos los casos similares de atentados "domésticos" (es decir, perpetrados por ciudadanos blancos estadounidenses en contra de otros ciudadanos estadounidenses), busca alejar lo más posible cualquier atisbo de racionalidad -tanto en el hecho mismo como en su perpetrador. Esto implica que no puede haber ninguna lógica en sus acciones y que éstas sólo fueron fruto de la locura. Lo ideal -y muchas veces funciona así- es que esto haya sido la obra de una sola persona.
Ahora, como es difícil asumir en el imaginario gringo el peligro que implica estar conviviendo con psicópatas "sueltos", se deben incorporar otros dos elementos: una vida relativamente "normal" (la que efectivamente compartía con los demás) y un "gatillante" de esta locura. Para lo primero, son esenciales las declaraciones de los padres, compañeros y profesores del susodicho. Sin embargo los tres cumplen funciones distintas.
Los padres -que rara vez harán otra cosa que afirmar sorpresa frente a los hechos- cumplen la función de sacar al concepto de "familia" de la cuestión. Como el padre (y/o madre) está sorprendido, se refuerza la imagen de una locura que ha sido gatillada por elementos bajo el control del individuo, pero no de sus padres.
Listo, no es culpa de los padres.
Los compañeros -y es importante que sean compañeros y no amigos- cumplen la falaz función de los pares. Los pares marcan un contraste fundamental, pues hacen aparecer al acusado como una excepción y no como la regla. Para eso es clave marcar un perfil de aislamiento. Por eso es que siempre sus compañeros dirán que se trataba de jóvenes retraídos, de pocas palabras y que vestían de oscuro. Es importante instalar la idea de que ni la juventud ni sus valores están en crisis, sino que son casos aislados. La declaración siempre será desde la distancia, por lo que el perfil de par nunca (o rara vez) es delineado por un amigo. Los amigos (normalmente son pocos) no se prestan para esto.
Listo, no es culpa de "la juventud".
Los profesores aportan al perfil la perspectiva que actúa como "nexo" entre los aspectos personales del sujeto y la sociedad y sus instituciones. Es la voz de la institución.
Sean estos de la escuela o la universidad, tenderán a dejar en claro que había elementos oscuros y radicales en sus ideas y trabajos, pero ninguno lo suficientemente explícito como para despertar una preocupación real. De esta manera, se refuerza la fundamental tesis del "gatillo" y queda libre el profesor y la institución de una "negligencia". En algunos casos, cuando se está frente a "psicópatas", los profesores reforzarán una inteligencia muy superior a lo común. Mal que mal, todos sabemos que los psicópatas son muy inteligentes.
Listo, no es culpa de la educación, que por extensión actúa como representante de las instituciones de la sociedad.
A estas alturas, el "gatillo" se transforma en una consecuencia lógica y no en una tesis para someterse a prueba. Es por ello que no se requiere mayor refinería en la construcción del elemento que desencadenó la acción. Mal que mal, toda racionalidad ya ha sido desprendida.
Es así como emergen algunos gatillos fetiches como el Heavy Metal (alguna canción con alguna letra lo suficientemente acomodable a los hechos), la pornografía (aquí la hipocresía conservadora pretende vincular el gusto por la pornografía con el asesinato), los juegos de video violentos, el uso de drogas (incluido el alcohol) o algún acto donde la víctima rechaza a un perturbado e hipersensible victimario.
En el caso de Loughner, en un comienzo se dijo que su furia contra la senadora Giffords se debió a que ella no le había contestado unas cartas. Paralelamente -aunque de forma vaga- se intentó buscar una razón ideológica para los asesinatos. Arizona tiene de las legislaciones más duras contra los inmigrantes en Estados Unidos. Ser indocumentado es un delito penal y el estado declaró el Inglés como idioma oficial.
El juez de distrito John Roll, había acogido una demanda al estado por parte de inmigrantes ilegales afectados por la nueva normativa.
La diputada Giffords estaba por flexibilizar las leyes para inmigrantes.
Se supone que ambos habían recibido amenazas de muerte...
Cabe destacar que Arizona tiene otros récords paradójicos: tiene una de las normativas más amplias sobre salud mental (cualquiera puede denunciar a cualquiera y se le debe hacer una evaluación siquiátrica) y una de las legislaciones más permisivas (o menos reguladas, si usted prefiere) en el control de armas.
La chimuchina barata también está a la orden. Sarah Palin, el payaso número uno de la política gringa, fue metida en todo este embrollo porque tenía un mapa con los estados claves donde se les podía ganar a los demócratas. Arizona era uno de ellos. El tema es que estaban marcados con una mira y gente con sofisticados niveles de interpretación dijo que eso habría incitado a Loughner.
Obama intentó en su discurso hacer un llamado para calmar los ánimos del enfrentamiento entre los dos grandes partidos. Es lo más cercano dentro del discurso público a vincular los hechos con el resto de la sociedad. Pero como prácticamente todo lo de Obama, es un bonito discurso que llega hasta ahí nomás.
El tema de las armas no tiene fin. Más del 75% no quiere mayor control sobre las armas.
Pese al tiroteo. Hay que reconocer aquí que tanto el lobby como las comunicaciones de fabricantes de armas son efectivos.
Pero no se trata solamente de que alguien desequilibrado pueda acceder fácilmente a un arma y municiones.
Se trata de que alguien sienta que puede ir a una actividad pública y asesinar a unos cuantos.
Se trata de sentir que la violencia es legítima.
Que a través de la agresión puedo moldear lo que no me gusta.
Que la vida de otro es algo dispensable si se me interpone.
Se trata, en muchos casos, de que el sólo acto de asesinar sea liberador y significativo en sí mismo.
Y, para mi gusto, hay culpas que hay que buscar un poco más allá de las personalidades enfermas de los individuos y ver hasta que punto hay una sociedad que le da sentido a estos actos e ideas. Y con qué ejemplos predica...
Nietzsche escribía en el segundo tratado de "La Genealogía de la Moral" acerca de la culpa. Rastreaba el origen común que tiene la palabra "culpa" con "deuda". De hecho, en alemán se usa la misma palabra: Schuld.
Bien valdría la pena aprovechar el giro etimológico-filológico y preguntarse por las deudas más que por el culpable.
¿Cuáles son las deudas pendientes que tiene esta sociedad con sus miembros?
Las promesas incumplidas, las letras chicas, los dobles discursos y el ensalsamiento de la competencia descarnada hasta la agresión. Transformar las armas en objetos de deseo y las guerras en un orgullo nacional, donde hay que aplaudir de pie a los veteranos antes de cada espectáculo deportivo.
Por lo demás, prácticamente de lo único que se habla es de la deuda de los estados y de la deuda del país, y cómo tomar medidas para subsanarlas. Podrían aprovechar el vuelito.
Pero puede ser pedirles demasiado. Y el rudimentario procedimiento descrito (también de forma muy rudimentaria) más arriba funciona a la perfección: el 58% de los gringos cree que lo de Arizona fue otro acto aislado de un individuo alterado.
Si esto pasa con cierta frecuencia (sean políticos o alumnos y profesores en una escuela), me parece que están estirando mucho el concepto de aislado.
Por Favor, reAcciones
Todo esto ocurría el 8 de enero en un "meet and greet" de la congresista con sus adherentes afuera de un supermercado (algo así como una reunión en público para saludarse, tirarse buena onda de forma coloquial y contarles algunos de sus problemas de la comunidad).
"Not guilty" acostumbramos a traducirlo como "inocente". Sin embargo el inglés tiene la palabra "innocent" para decirlo literalmente. En estricto rigor, "Not guilty" significa "no culpable". Esta distinción -que parece sutil, no lo niego- devela que desde el punto de vista judicial se trata de probar la culpabilidad de un acusado, no su inocencia.
Desde el punto de vista judicial.
Poco queda en el sentido común -y mucho menos en la cobertura que los medios hacen de materias judiciales- del espíritu de pensar que todos son inocentes hasta que se pruebe lo contrario. Lo cierto es que parecemos ser más acusadores y tendemos a dictar sentencias desde el momento en que alguien es detenido o acusado. Es lo que a los políticos les gusta llamar "asesinato de imagen": acusas a alguien de algo feo (corrupción, acoso sexual, abuso de menores) y no importa que la acusación sea falsa, la culpabilidad se instalará en el imaginario público.
Si no pregúntenle al coimero de Tombolini o al pedófilo de Jovino Novoa.
Estados Unidos no es muy distinto en lo que refiere a la independencia de su prensa o como sucumbe a la presión de los lobbystas. La primera narración que se encuentra disponible (cuyos ecos se multiplican dificultando una búsqueda más profunda y compleja) es la que se centra en el individuo.
El procedimiento, utilizado en todos los casos similares de atentados "domésticos" (es decir, perpetrados por ciudadanos blancos estadounidenses en contra de otros ciudadanos estadounidenses), busca alejar lo más posible cualquier atisbo de racionalidad -tanto en el hecho mismo como en su perpetrador. Esto implica que no puede haber ninguna lógica en sus acciones y que éstas sólo fueron fruto de la locura. Lo ideal -y muchas veces funciona así- es que esto haya sido la obra de una sola persona.
Ahora, como es difícil asumir en el imaginario gringo el peligro que implica estar conviviendo con psicópatas "sueltos", se deben incorporar otros dos elementos: una vida relativamente "normal" (la que efectivamente compartía con los demás) y un "gatillante" de esta locura. Para lo primero, son esenciales las declaraciones de los padres, compañeros y profesores del susodicho. Sin embargo los tres cumplen funciones distintas.
Los padres -que rara vez harán otra cosa que afirmar sorpresa frente a los hechos- cumplen la función de sacar al concepto de "familia" de la cuestión. Como el padre (y/o madre) está sorprendido, se refuerza la imagen de una locura que ha sido gatillada por elementos bajo el control del individuo, pero no de sus padres.
Listo, no es culpa de los padres.
Los compañeros -y es importante que sean compañeros y no amigos- cumplen la falaz función de los pares. Los pares marcan un contraste fundamental, pues hacen aparecer al acusado como una excepción y no como la regla. Para eso es clave marcar un perfil de aislamiento. Por eso es que siempre sus compañeros dirán que se trataba de jóvenes retraídos, de pocas palabras y que vestían de oscuro. Es importante instalar la idea de que ni la juventud ni sus valores están en crisis, sino que son casos aislados. La declaración siempre será desde la distancia, por lo que el perfil de par nunca (o rara vez) es delineado por un amigo. Los amigos (normalmente son pocos) no se prestan para esto.
Listo, no es culpa de "la juventud".
Los profesores aportan al perfil la perspectiva que actúa como "nexo" entre los aspectos personales del sujeto y la sociedad y sus instituciones. Es la voz de la institución.
Sean estos de la escuela o la universidad, tenderán a dejar en claro que había elementos oscuros y radicales en sus ideas y trabajos, pero ninguno lo suficientemente explícito como para despertar una preocupación real. De esta manera, se refuerza la fundamental tesis del "gatillo" y queda libre el profesor y la institución de una "negligencia". En algunos casos, cuando se está frente a "psicópatas", los profesores reforzarán una inteligencia muy superior a lo común. Mal que mal, todos sabemos que los psicópatas son muy inteligentes.
Listo, no es culpa de la educación, que por extensión actúa como representante de las instituciones de la sociedad.
A estas alturas, el "gatillo" se transforma en una consecuencia lógica y no en una tesis para someterse a prueba. Es por ello que no se requiere mayor refinería en la construcción del elemento que desencadenó la acción. Mal que mal, toda racionalidad ya ha sido desprendida.
Es así como emergen algunos gatillos fetiches como el Heavy Metal (alguna canción con alguna letra lo suficientemente acomodable a los hechos), la pornografía (aquí la hipocresía conservadora pretende vincular el gusto por la pornografía con el asesinato), los juegos de video violentos, el uso de drogas (incluido el alcohol) o algún acto donde la víctima rechaza a un perturbado e hipersensible victimario.
En el caso de Loughner, en un comienzo se dijo que su furia contra la senadora Giffords se debió a que ella no le había contestado unas cartas. Paralelamente -aunque de forma vaga- se intentó buscar una razón ideológica para los asesinatos. Arizona tiene de las legislaciones más duras contra los inmigrantes en Estados Unidos. Ser indocumentado es un delito penal y el estado declaró el Inglés como idioma oficial.
El juez de distrito John Roll, había acogido una demanda al estado por parte de inmigrantes ilegales afectados por la nueva normativa.
La diputada Giffords estaba por flexibilizar las leyes para inmigrantes.
Se supone que ambos habían recibido amenazas de muerte...
Cabe destacar que Arizona tiene otros récords paradójicos: tiene una de las normativas más amplias sobre salud mental (cualquiera puede denunciar a cualquiera y se le debe hacer una evaluación siquiátrica) y una de las legislaciones más permisivas (o menos reguladas, si usted prefiere) en el control de armas.
La chimuchina barata también está a la orden. Sarah Palin, el payaso número uno de la política gringa, fue metida en todo este embrollo porque tenía un mapa con los estados claves donde se les podía ganar a los demócratas. Arizona era uno de ellos. El tema es que estaban marcados con una mira y gente con sofisticados niveles de interpretación dijo que eso habría incitado a Loughner.
Obama intentó en su discurso hacer un llamado para calmar los ánimos del enfrentamiento entre los dos grandes partidos. Es lo más cercano dentro del discurso público a vincular los hechos con el resto de la sociedad. Pero como prácticamente todo lo de Obama, es un bonito discurso que llega hasta ahí nomás.
El tema de las armas no tiene fin. Más del 75% no quiere mayor control sobre las armas.
Pese al tiroteo. Hay que reconocer aquí que tanto el lobby como las comunicaciones de fabricantes de armas son efectivos.
Pero no se trata solamente de que alguien desequilibrado pueda acceder fácilmente a un arma y municiones.
Se trata de que alguien sienta que puede ir a una actividad pública y asesinar a unos cuantos.
Se trata de sentir que la violencia es legítima.
Que a través de la agresión puedo moldear lo que no me gusta.
Que la vida de otro es algo dispensable si se me interpone.
Se trata, en muchos casos, de que el sólo acto de asesinar sea liberador y significativo en sí mismo.
Y, para mi gusto, hay culpas que hay que buscar un poco más allá de las personalidades enfermas de los individuos y ver hasta que punto hay una sociedad que le da sentido a estos actos e ideas. Y con qué ejemplos predica...
Nietzsche escribía en el segundo tratado de "La Genealogía de la Moral" acerca de la culpa. Rastreaba el origen común que tiene la palabra "culpa" con "deuda". De hecho, en alemán se usa la misma palabra: Schuld.
Bien valdría la pena aprovechar el giro etimológico-filológico y preguntarse por las deudas más que por el culpable.
¿Cuáles son las deudas pendientes que tiene esta sociedad con sus miembros?
Las promesas incumplidas, las letras chicas, los dobles discursos y el ensalsamiento de la competencia descarnada hasta la agresión. Transformar las armas en objetos de deseo y las guerras en un orgullo nacional, donde hay que aplaudir de pie a los veteranos antes de cada espectáculo deportivo.
Por lo demás, prácticamente de lo único que se habla es de la deuda de los estados y de la deuda del país, y cómo tomar medidas para subsanarlas. Podrían aprovechar el vuelito.
Pero puede ser pedirles demasiado. Y el rudimentario procedimiento descrito (también de forma muy rudimentaria) más arriba funciona a la perfección: el 58% de los gringos cree que lo de Arizona fue otro acto aislado de un individuo alterado.
Si esto pasa con cierta frecuencia (sean políticos o alumnos y profesores en una escuela), me parece que están estirando mucho el concepto de aislado.
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