martes, marzo 05, 2013

El Gesto de la Semana: "Ría, no llore"

"¿Lo digo o no lo digo?"
Algunos episodios recientes de nuestro querido país me ha puesto a pensar de nuevo en un tema al que le doy vueltas de cuando en cuando: los alcances del humor más allá de la risa misma. 
A primera vista, esta puede ser la columna del tonto grave/amargado por excelencia: ¿Cómo puede algo que es para divertirse (el humor) llevarse al gris y pesado mundo del análisis ideológico? Pues intentaré, estimadas lectoras y estimados lectores, ser lo menos aburrido posible.

1er Acto: Daniel Alcaíno ("Yerko Puchento", más bien. Creo que amerita referirse al personaje aquí) realiza una rutina donde el tramo más polémico pasa a ser cuando se burla del periodista Andrés Caniulef aludiendo a su condición homosexual y a ser "indio" (mapuche).

2do Acto: En un enfrentamiento entre Chile y Perú por el sudamericano Sub-20, un twitero que parodia a Borghi - "guatón parriyero" - escribe con motivo del gol de Perú: "Grítalo si eres nana, grítalo si eres nana". Quien escribe y otros más le reprochamos el carácter xenófobo y clasista de su comentario (del cuál muchos rieron con aprobación). Su respuesta ante nuestro reproche fue "ría, no llore".

3er Acto: En un amistoso entre Chile y Senegal, numerosas tallas afloran en twitter aludiendo al mayor tamaño de los penes de los africanos (las más suaves), pasando por tratarlos de "los negros" y que son "hambrientos", hasta de "monos", las más duras.

Podría agregar más. Seguro hay y los humoristas del festival de Viña dieron recientemente más material todavía. Con lo de los soldados bolivianos salieron muchas "tallas" de este tipo también. Pero quedémonos con estas por el momento. El punto no son los ejemplos en sí mismos, si no lo que significan.

Una de las cosas que más agradezco de mi año en gringolandia fue haber tomado un curso de oyente en la Universidad de Georgetown que se llamaba algo así cómo "Pragmática del Humor y Control Social". La pragmática es una entretenida (para mi gusto) rama de la Lingüística que trata de cómo se generan significados en las interacciones. Es decir, todo lo que comunicamos que va más allá de lo literal y depende de elementos propios de la interacción. Por lo mismo, elementos como la cortesía, el humor, la ironía, los malos entendidos son algunos de los objetos de estudio de la pragmática.
Pero la parte que más me atraía del curso era el apellido: El Humor y el Control Social. ¿Cómo puede el humor contribuir a reproducir ideologías, formas de dominación y de discriminación.

Un poco de ciencia.

Antes que todo, el humor no ocurre en un "lugar" del cerebro (sé que hablar de "lugares" en el cerebro es más bien metafórico) donde se haga el ejercicio reflexivo-racional. No es un fenómeno analítico, si no al contrario: ponemos "en suspenso" nuestra reflexión racional. Es tal vez por eso que existe el dicho "la risa abunda en la boca de los tontos". Es tal vez por eso que no importa lo bajo que sea el CI de una persona, la capacidad para reírse siempre existe.

Además, cuando nos reímos, el cerebro libera oxitocina, la hormona conocida como "del amor" o del placer. Esta hormona - que se libera también en el orgasmo, en partos y en la lactancia- está muy asociada a las relaciones sociales de vínculo. A la confianza y generosidad. Por ello es que no hay mayor sello de confianza y relajo que ser capaz de reírse con otra persona. En otras palabras, nos sentimos cercanos con quienes nos reímos juntos. Nada más piense cómo se distiende una charla, una reunión o una entrevista de pega cuando alguien tira una talla y todos ríen.
De hecho, dicen los estudiosos que el reírse viene a reemplazar el acicalarse unos a otros de nuestros parientes los simios: una actividad social que fortalece el vínculo con el grupo y produce un placer. Por lo tanto, es una buena forma de marcar pertenencia a un grupo.

Sumemos entonces: tome usted un chiste discriminatorio (exitoso), súmele oyentes que pondrán en suspenso la crítica y la racionalidad frente a éste (el fin es reírse), agréguele oyentes que se ríen y que no forman parte del grupo objetivo del chiste (extranjeros, homosexuales, negros, etc.), y a eso lo recubre con una dosis de oxitocina. El resultado será un fortalecimiento del sentimiento de pertenencia del grupo que se ríe, justamente a costo de excluir a quién se discrimina en el chiste. En otras palabras, el chiste discriminatorio refuerza la exclusión del discriminado.

"Chile no reconoce su racismo", decía acertadamente Teun Van Dijk hace cinco años en una de sus numerosas visitas. 
Piñera, inversamente, comentaba hace un par de años que "No tenemos conflictos raciales" y se hacía famoso felicitando al diputado UDI Joel Rosales por "mejorar la raza" ya que su hijo era rubio y de tez clara.
Las anécdotas de Piñera lamentablemente no pasan este vez por una mera "piñericosa". Lo cierto es que ambas (la frase-talla "mejorar la raza" y pensar que Chile no tiene conflictos raciales) están bastante arraigadas en nuestra idiosincrasia. Es cierto: no tenemos los conflictos étnicos armados de algunos países de África. Sin embargo, ser "indio" sigue siendo un defecto (noten la frase "se le salió el indio") y varios análisis críticos de discurso han demostrado el trato desigual y principalmente negativo que reciben los mapuche en nuestra prensa. 
Van Dijk tiene razón: no nos gusta admitir que somos racistas. Pensamos que ese es tema de otros países, ya que en Chile - creemos - no hay distintas razas (o etnias). Nada más lejos de la verdad. Y el lingüista holandés ejemplifica con un detalle no menor: prácticamente toda nuestra publicidad presenta personas caucásicas-europeas de aspecto, fenotipo que sólo responde a una minoría relativamente pequeña. Nada que ver con cómo se ven la mayoría de nuestros futbolistas, por dar un ejemplo.

No sólo somos racistas. Somos xenófobicos (con Peruanos, Bolivianos y cualquier inmigrante de Latinoamérica), homofóbicos y clasistas. Discriminamos, en definitiva.
Y el error consiste en pensar que en cuando nos reímos de grupos discriminados no estamos haciéndolo en serio, no estamos discriminando. Nos estamos divirtiendo.

Ni reírse de Caniulef, de africanos, de peruanos es humor sin consecuencias. En todas esas situaciones quienes se ríen fortalecen el sentido de pertenencia por exclusión de quienes son objeto de burla.

¿Por qué no mejor reírse de los poderosos?

Creo que por eso me gusta tanto Kramer...

Por Favor, reAcciones