sábado, diciembre 30, 2006

¡Por FIN!

El último artículo que escribiré este 2006 bien puede repartirse entre la amargura y el optimismo.
No estoy para andar haciendo balances. Para eso estan los mediocres especiales periodísticos.
Este 2006 lo despediré agradeciendo no tanto que se acaba el año, sino que se acaba el maldito Diciembre.
Por fin se va. A todas luces el mes más patético del año, e incluso más mentiroso que Septiembre.

Diciembre comienza con la mayor mentira de todas, la de la solidaridad. La Teletón inicia el último mes del año con un excesivo bombardeo sentimentalero que llama al consumo de marcas, donde los comerciales tienen como objeto ridiculizar a Don Francisco, como si ya se palpara la decadencia del show de la Teletón, su mentira, y sus falacias.
Me sorprendí, eso sí, de que cada vez aparecen más voces disonantes y críticas frente a esta faramalla mediática. Eso es bueno. No somos TAN idiotas.

Luego viene la navidad.
Navidad = Stress. Colas en todos lados, gente comprando en todos lados. La reciprocidad se transforma en un problema, y resulta que para algunos llega a ser una preocupación si alguien les regala porque significa que deben salir apurados a comprar un nuevo regalo a última hora. Entonces ahí, periodistas noteros les enchufan el micrófono con la trillada pregunta de todos los años: "¿Por qué está comprando a última hora?", para luego concluir con extremada lucidez que "los chilenos dejamos todo para última hora". Brillante. Sin duda algo que necesitamos que nos repitan.
A modo de anécdota, a pesar de ser ateo, tengo un profundo respeto por lo divino. Esto hace que el contraste entre lo que es la navidad y lo que debiera ser -a pesar de todas las recomendaciones y llamados de atención de los curas en estas épocas- me sea aún más brutal. Sin ánimo de desporticar contra el consumismo y la pérdida de sentido, prefiero decirles que mis sobrinos no querían ir a la misa de navidad, ya que cada vez que iban se encontraban a la vuelta con que "el viejito ya había pasado por la casa", y preferían la oportunidad de ver al viejito pascuero que ir a misa. Una imagen vale más que mil palabras.

Cuando ya parece que Diciembre se va, justo una semana tras navidad, viene el Año Nuevo.
El maldito Año Nuevo.
Uno podría reflexionar sobre la arbitrariedad del calendario cristiano, o el nombre del animal que tendrá según el calendario chino, o sobre cerrar etapas y todo eso. Pero lo cierto es que el año nuevo en verdad me estresa y me carga.
Me enerva que HAY que hacer algo para año nuevo. Ya sea ir con un millón y medio de personas a Valpo, o retirarse de Santiago a algún lugar más tranquilo, o quedarse y gastar cantidades poco razonables de plata en entradas a fiestas, comidas, alcohol, y drogas para la ocasión. Año nuevo sufre una inflación desmesurada para mi gusto, y si bien he profitado de ella trabajando más de una vez para esta fecha, odio ser presa de su dictadura y preocupación del "¿Qué vay a hacer pa' año nuevo?".
La verdad, me dan ganas de poner bombas en año nuevo, eso sí con fuegos artificiales a lo "V de Venganza", para ponerse a tono.

Por último, otra gran mentira recorre Diciembre. Es verdad que empieza antes y que continúa en Enero, pero recorre Diciembre en su totalidad: la publicidad de las universidades.
Valores como pluralismo, apertura, creatividad, emprendimiento, libertad, etc. disfrazan lo que no es más que una de las mejores maneras de ganar plata en este país. Es tan evidente como que exista publicidad para ellas. Al final parecen ser un producto más que la bendita "libertad" del mercado -que todo lo regula- nos da para escoger. Algunas publicidades rayan en lo patético y entre espermios, extraterrestres, excelentes personas, y quiubos; llega a dar vergüenza ajena para los que estudian en esos lugares.

En fin, por fin se va diciembre. No encontré una mejor foto, y hace mucho calor para sobre esforzarse, pero creo que el espíritu de este maldito mes se capta ¿o no?

Por favor, reAcciones

¡Feliz Año Nuevo!

martes, diciembre 19, 2006

El gesto de la semana: La Autobarrida

Ya casi se nos habían borrado los neonazis como enemigos públicos entre "tanto" político corrupto y molotovs anarquistas en la moneda, cuando con motivo de la muerte del dictador aparecieron denuevo.
Destruyendo junto a la nueva celebridad pinochetista, Luz Guajardo, las oficinas de una constructora. Luego fueron al velatorio y le hicieron el saludo "romano", el mismo que hacían los nazis.
Ahora, cuando estas presas del resentimiento y la inseguridad salen a golpear homosexuales, prostitutas, peruanos, punkis, o gente que tiene la piel incluso tan oscura como ellos están haciendo una "barrida".
La palabra evoca una limpieza, así como la de una escoba. Limpieza como la que pretendían los nazis de verdad con los "inferiores" de Europa.

Con todas las imágenes de pinochetistas desaforados, o pinochetistas "emergentes" -léase todos aquellos jóvenes que defienden públicamente al dictador en discusiones desinformadas, o le agradecen en su "nick" de messenger-, con todas las veces que estamos expuestos a los más altos grados de estupidez, dan ganas de que uno ni siquiera tenga que ensuciarse las manos para quitarlos de la escena. Dan ganas de que se hagan una "Autobarrida". Que se peguen algunos palos, se insulten solitos, y se eliminen del mapa público.
La "Autobarrida" es también útil para toda esas veces que nosotros mismos andamos idiotas, odiosos, amargos, y en definitiva, entregando cero aporte a nuestro entorno.

Por lo tanto, estimado/as lectore/as, el gesto de la semana se dedica a esa escasa habilidad de autocrítica y de saber cuando marginarnos a nosotros mismos.
Está especialmente dedicado a los neonazis y a Luz Guajardo, claro, pero ojo que la "Autobarrida" la podemos aplicar todos.

¿Momentos en que nos merecemos la Autobarrida? ¿Más candidatos a ella? Por favor, en reAcciones.

P.S.: Este artículo está dedicado a mi buen amigo Gustavo Ignacio Díaz -Nacho-, co-autor del concepto.

miércoles, diciembre 13, 2006

Algunas reflexiones de cara a la quema de Pinochet


Estaba en la playa cuando me avisaron que murió. A 435 kilómetros de Santiago.
Después del "amague" de muerte de la semana anterior, me fui sabiendo que era un posibilidad que se muriera mientras yo estuviera allá.
Y pasó.
Me dió algo de lata, quería ir a plaza italia a celebrar, a tomar en la calle, abrazarse con desconocidos, todas esas cosas. Tuve que conformarme con destapar una botella de champaña, y tomar ron en la playa.
Con todo, viendo varias horas de noticias sobre el suceso, y leyendo harto diario (de la única tendencia que es casi toda la prensa escrita en Chile), queda poco por decir sin entrar en la majadería o la repetición.
No obstante, me quedan algunas reflexiones "colaterales" que creo valen la pena publicar:

1.- Durante todo el domingo los periodistas de TVN tenían prohibido utilizar la palabra "dictador" al aire. Sólo la usaron cuando leían diarios de otros países dónde sí se nombraba a la "cosa" por su nombre. Agradezco a Sergio Trabucco por esta información.


2.- Se insiste en decir -bajo la triste ignorancia de la medianía de los periodistas- que Pinochet "encabezó" el golpe de Estado. Eso no es cierto. Pinochet fue el último en "subirse al carro" de un golpe que ya estaba articulado desde Merino (Armada) y Leigh (Fuerza Aérea, que sería reemplazado por Matthei-papá-de-Evelyn bajo órdenes de un ya megalómano Pinochet). Pinochet -que llevaba menos de un mes en el cargo- tenía dos opciones: o subirse al golpe, o que lo bajaran y un general inferior tomara el mando. Eso es lo que pasó en carabineros con el General Mendoza, por ejemplo. El resto de la historia ya se sabe. Pero no sigamos, el golpe no fue su idea, y no fue encabezado por él. Se puede entender que los descerebrados pinochetistas se lo atribuyan y sea su "salvador", pero de los periodistas esperaba un poquito más de investigación e información.

3.- Se insiste en decir que tanto la constitución como la neoliberalización de la economía son sus grandes "obras" o "legado". Ninguna de las dos pudo ser ni siquiera pensada por un tipo que siempre fue mediocre en el colegio, expulsado un par de veces, y repitente.
Hubo cerebros reales detrás de cada una.
Jaime Guzmán en la constitución (les paso el dato que en la comisión que preparaba la constitución el voto universal ganó por 3 votos contra 2, Guzmán era uno de los que querían voto censitario); y los "Chicago Boys" en la economía. Pinochet nunca entendió nada de eso, lo único que se dignó a comprender es que podía recortar uno que otro billete, y que la constitución lo dejaba bien blindado por varios años en caso de que perdiera el plebiscito.

4.- Los pinochetistas. Antes me daban rabia, ahora cambié el enfoque y los veo como un elemento necesario en la sociedad para darse cuenta que siempre se puede caer más bajo. Para recordarnos en esos momentos duros cuando nos sentimos idiotas, que siempre hay alguien más idiota. Para agradecer el poder de la crítica, de sopesar, de argumentar, de entender, y de saber algo de historia, de política, de filosofía inclusive, y de economía.
Hoy por hoy, los pinochetistas suben el ego.

5.- La foto. Esta foto, que ha sido el festín de su imagen de tirano, es una foto oficial de los primeros días de la junta de gobierno. Después de que diera la vuelta al mundo entero, alimentando la imagen de dictador duro, la foto fue borrada de los registros oficiales, y nunca más volvió a usar esos lentes negros. En todo caso, ya estaba todo hecho e inmortalizado.

6.- La muerte en sí. Todos querían que muriera. Es un hito que comienza otra etapa. Seguramente hay quienes quisieran que hubiera sido condenado antes de morir, o que hubiera muerto con dolor. Como también hay quienes querían que tuviera funerales de Estado y duelo nacional, pero TODOS querían que muriera. Inclusive los pinochetistas. Esto, porque su muerte les da un mártir. ¿Alguien ha visto fotos en manos de pinochetistas con el ex-dictador en silla de ruedas o en el hospital militar? ¿Fotos de este año, o del año pasado incluso?
En todas aparece vital y sonriente, como en sus mejores años. Esto es la prueba misma de que los pinochetistas querían un mártir que se congelera en su momento de mayor poder; no senil, cagándose, sin poder caminar, con juicios por robos y derechos humanos.

¿Se está quemando en el infierno (después de quemarse en con-con)? ¿Más elementos que les hayan llamado la atención? Por favor, en reAcciones.

miércoles, diciembre 06, 2006

¿Qu(i)é(n) es Don Miguel?


En 1999 Michael Mann dirigió "The insider", traducida como "El Informante". En ella Russell Crowe encarna al doctor Jefrey Wigand, quien trabajara para una gran tabacalera como vicepresidente en el área de investigación. Wigand es despedido, básicamente por considerar que se estaba mintiendo sobre los alcances de la nicotina y el alquitrán en la adicción y muertes por cáncer. Se estaba ocultando esa información.
Al Pacino encarna a Lowell Bergman, productor del prestigioso programa de reportajes y entrevistas gringo "60 minutos", quien trata de convencer a Wigand de salir con esa información a la luz pública.
La película, basada en un hecho real, da cuenta a punta de amenazas de muerte y presiones, el enorme poder de las tabacaleras, y su actuar mafioso y veladamente alevoso. En esos tiempos en que se ambienta la película (años 80) podía ser un secreto a voces el daño del cigarro. Hoy para nadie lo es.
Hoy tenemos a Don Miguel en cada cajetilla para recordarlo.
Pero ¿Quién es Don Miguel? o mejor dicho, ¿Qué es Don Miguel?


Miguel García efectivamente existe, y fumó por 20 años. Y perdío su laringe por cáncer. Lo tragicómico de esto es que cuando le diagnosticaron cáncer, llevaba 20, si 20 años SIN fumar. Cuando Don Miguel pidió una explicación, el doctor le dijo que sus 20 años de fumador activo, más los 20 de fumador pasivo complotaron con sus células.
Creo que no es menor el tema fumador pasivo. Me declaro fumador pasivo de cigarrillos, y la verdad es que el olor del cigarrillo no tiene nada de agradable...menos el olor a "cenicero" que queda cuando las colillas trasnochan, pero lo más importante, es que el fumador pasivo se está dañando más de lo que cree.
No obstante, creo que Don Miguel está muy lejos de informar. Don Miguel cumple otras funciones. Don Miguel nos refleja. Refleja el estado de las cosas.

Desglosémoslo:

Don Miguel antes que todo, y entre comas, es chileno. Esto teóricamente hace que Don Miguel sea más "real" para otro compatriota. El dato que sea chileno es como decirte "te lo puedes topar en la calle", o "esto también pasa en este lugar del mundo". Como si el cáncer o la adicción a la nicotina discriminara por fronteras. Una soberana estupidez.

Segundo, fumó durante 20 años y perdió su laringe por cáncer (sin contar que lo dejó y 20 años después le dio cáncer) el dato de cuantos años fumó puede ser contraproducente. Por un lado quienes lleven fumando menos de 20 años pueden caer en la falacia de "todavía me falta para el cáncer" o "no llevo tanto tiempo", lo cual, por supuesto es otra estupidez. Por otro lado puede llevar a pensar que la adicción al cigarrillo se descontrola fácilmente y que uno puede estar fumando 20 años sin darse cuenta. Seguramente ese razocinio tenía el ministerio de salud, sin embargo en las inumerables conversaciones que he tenido últimamente entorno al tema obligado en carretes, me he dado cuenta que los analgésicos mentales que se ponen los fumadores son bastantes: desde cigarreras para no ver a Don Miguel, pasando por taparlo con el papel de aluminio interior de las cajetillas, decir que Don Miguel no existe, que le pagaron 27 millones; hasta amenazas directas y cartas a los diarios enojadas contra Don Miguel..."Traidor" le han dicho. Tal como esa vieja pinochetista le dijo a Cheyre en el hospital militar.
Don Miguel evidencia en las mentes más inseguras, toda la capacidad del autoengaño.

Por otra parte, si se voltea la cajetilla, en fondo negro se advierte que "estos cigarrillos te están matando".
Pero ¿acaso no estamos muriendo cada día?.
¿No estamos cada día más cerca de nuestra muerte?
¿No somos como dijo Heidegger, "Ser-para-la-muerte"?
Pensar lo contrario, es aspirar que en algún momento somos inmortales, que podemos eludir la muerte. Caer en el autoengaño, en definitiva.

En muchas de estas conversaciones se ha dicho que Don Miguel no es efectivo o "yo fumo igual nomás, esta campaña no sirve".
No pretendamos descubrir la pólvora en un carrete.
Evidentemente una campaña de Estado si no fuera efectiva en algún sentido, no se haría. Evidentemente EE.UU. tiene años y millones de dólares invertidos en investigación para bajar los índices de tabaquismo, y la cosa es que en algún segmento de la población debe operar, porque seguramente esta campaña costará menos que los tratamientos y camas de hospital de quienes dejarán de fumar (o fumarán menos) gracias a ella. Es una reducción de costos para el Estado.

Con todo, quiero dejar abierta la discusión y no aburrir más. Hay hartas vetas de donde agarrarse. En todo caso, para mi, la mayor virtud de Don Miguel es que genera conversaciones, discusiones, y pensamiento. Cuestiona lo chileno, cuestiona el autoengaño, cuestiona la estupidez, cuestiona la pretensión occidental de la inmortalidad, cuestiona las pretensiones totalitarias del Estado.
Está claro, Él no los cuestiona, pero nos inspira a hacerlo.

Por favor, reAcciones.

viernes, diciembre 01, 2006

El Rock&Roll del momento: Charly en los 100 años de la Fech


Si bien estó ocurrió el 4 de noviembre, vale la pena homenajearlo.
Con pudor admito que nunca antes había presenciado a Charly tocando en vivo.
Con mucho pudor lo admito, puesto que pese a todo lo mitificado que sabía que eran sus presentaciones, no es lo mismo que te lo cuenten.
Valió la pena la espera.
Valió la pena el "estrés" de no saber si iba a tocar o no.
Valió la pena que hiciera la prueba de sonido ahí mismo, antes de tocar, con un telón que lo tapaba.
Es Charly, no se le puede pedir que venga a probar sonido horas antes del evento.
No contento con eso, se quejó todo el rato de que el sonido no estaba bien y que los teclados no le sonaban. "Arreglen eso, esclavos" dijo en algún momento. Tiró patadas a uno que otro roadie, y lanzó su guitarra, se enajenó con los teclados.
"Al menos soy un ex-genio" dijo. Y justo en medio de un repertorio de mayoría de canciones nuevas -ergo, desconocidas para el público- uno se da cuenta que es un genio aún. Que improvisa en el teclado de manera magistral, que es jugoso, pero no patético....que es todo un rockero.
Hubo gente que no le tuvo fe, y se retiró antes, probablemente pensando "es Charly, no va a tocar". Eso valió un comentario del maestro "para la próxima me tienen llena la cancha".
Ver a Charly ha sido la experiencia más rockera que he tenido en mucho tiempo, y la verdad es que él con sus mañas, atrasos, canto desafinado, y desvaríos conforman un show completo junto a sus guitarras y teclados.
Gracias por mantener el Rock vivo y coleando.

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